<<EL NUEVO CHAFARDERO INDOMABLE
NÚMERO 147 ANNO VII>>
PRIMERA PLANA
En la antigua Grecia se consideraban normales las relaciones homosexuales entre maestro y discípulo. Menos conocidas, aunque tal vez tan habituales, eran las existentes entre maestra y pupila, de las que la poetisa Safo parece representar el paradigma. La moral judeocristiana demonizó esas prácticas al considerarlas antinaturales, lo que no impidió que existieran, y sigan existiendo, en diversos ámbitos de la sociedad; religiosos incluidos.
La ya citada Safo, madre de una hija al menos, poetisa cuya obra nos ha llegado fragmentada, es más conocida por esas supuestas relaciones sexuales que mantenía con sus discípulas en "La Casa de las Servidoras de las Musas" de la isla de Lesbos, de donde proviene el término lesbianismo; aunque el propio nombre de la autora originó otro apelativo para estos encuentros: sáficos. Curiosamente la tradición la representa arrojándose al mar desde un acantilado de la isla de Léucade tras ser rechazada por... un hombre. Mito, leyenda y misoginia judeocristiana nos deformaron su imagen real.
"The Sewing Circle o El Club o Círculo de Costura" de Hollywood se concibió como un espacio donde algunas actrices, famosas en su mayoría, podían desarrollar sus inclinaciones libremente. Existió entre 1920 y 1950 e incluyó a estrellas como Bárbara Stanwyck. Marlene Dietrich, la Garbo. Joan Crawford, Claudette Colbert, la pobre Marilyn, Mae West, o Dolores del Río y guionistas como la cotizada Mercedes de Acosta. Se mantuvo en la clandestinidad para eludir el severo código moral impuesto por William H, Hays, director de la Asociación de Productores y Directores de cine de América. Años más tarde, algunas fueron incluidas en la lista negra del senador McCarthy por sus inclinaciones sexuales, consideradas "antiamericanas y propias de países degenerados como los comunistas".
"The daughters of Bilitis (Las hijas de Bilitis)", fundada en 1955 y disuelta en 1970, fue la primera asociación defensora de los derechos de las lesbianas en Usamérica. Publicaron la revista "The Ladder". Tomaron su nombre, Bilitis, de una poetisa ficticia y contemporánea de la citada Safo, protagonista de las famosas "Canciones de Bilitis", escritas por el francés Pierre Loüiys en 1894.
EL DESEO
cerrados, unió sus labios a los míos y
nuestras lenguas se conocieron... Nunca hubo
en mi vida un beso como aquél
y complaciente. Una de mis rodillas, poco
a poco, se colocó entre sus muslos cálidos,
que cedieron como para un amante...
buscaba adivinar el cuerpo desnudo que curva
a curva ondulante se plegaba, donde se combaba,
se atiesaba con los roces de la piel
pero no teníamos el derecho de amarnos antes
de la ceremonia de nupcias y nos separamos
bruscamente
("Canción de Bilitis")
Este volumen -"Canción de Bilitis"- circuló secretamente al ser considerado pornógrafo por las autoridades de la época, llegando a organizarse reuniones clandestinas para escuchar sus versos. Conocer el poemario se consideraba ejemplo de cultura e iniciación.
Rodrigo García, componente de "Cánovas, Rodrigo, Adolfo & Guzmán". CRAG para los amigos, las inmortalizó en su canción: "María y Amaranta", de la que ofrecemos un extracto con nuestra habitual generosidad, incluida en su magnífico elepé "Señora Azul" de 1974.
Fariseo es aquel hipócrita que dice defender una moral que no tiene, o quebranta siempre que puede y adapta a su conveniencia o necesidad; mientras condena a todos aquellos que osan seguir sus inclinaciones naturales, y no las convenciones sociales exigidas a toda persona de bien. Curiosamente suelen ostentar cargos relevantes en la jerarquía social o usar traje talar, motivo por el que vivimos en libertad condicional.
¿QUÉ SUCEDIÓ EN ESTOS DÍAS?
- Las casas de "Compro oro" cambian su eslogan por "Compro luz".
- José Luis Moreno todavía no ha declarado ante el juez, porque no sabe qué voz poner.- (El Jueves).
- Acusan de ataque a la Corona a la enfermera que pinchó a Felipe VI para vacunarle.- (El Jueves).
- Las vírgenes de las cofradías aprovechan la falta de procesiones para ir de puente a la playa.- (El Jueves)
- Muere tras sellar sus genitales con pegamento como método anticonceptivo.
- Un juez obliga a unos padres a indemnizar a su hijo por tirar su colección de pornografía.
- El INAEM (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música) exige el título de maestro fallero para ser tramoyista.
- Unos recién casados envían una factura de doscientos euros a los invitados que confirmaron su asistencia y luego no fueron.
- El Gobierno de Murcia denuncia al ministerio de Transición Ecológica por la catástrofe del Mar Menor, acusándole de permitir el vertido de nitratos al mar interior.
- Encuentran una vaca dentro de un coche frente a un MacDonald's.
- Un carterista llama a la policía de Barcelona, porque no le dejan entrar al metro a robar.
- La Asociación Leonesa de Abducidos por Alienígenas inserta varios anuncios en la prensa para buscar nuevos afiliados.
- El obispo de Solsona renuncia a su puesto por mantener un romance con una escritora de novelas eróticas satánicas.
- El obispo de Oviedo pide los derechos de los toros para los niños abortados y eutanasiados (sea lo que sea esto último).
OLDIES
La Credence Clearwater Revival, según la wikipedia, toma su nombre de un spot publicitario y del apodo de un amigo de John Fogerty, líder de la banda. Compuesta por su extinto hermano Tom a la guitarra rítmica, el bajista Stu Cook, Doug Clifford a la batería y el citado John Fogerty guitarra solista, voz y principal compositor del grupo entre 1967 y 1972, año en que se disolvió. Su música iluminó los guateques patrios de los años setenta. Siempre frescos y pegadizos, Proud Mary es un clásico mil veces versionado.
Proud Mary: https://www.youtube.com/watch?v=HXwnkWsvlqQ
I put a spell you: https://www.youtube.com/watch?v=xeXqtzusIU0
Green River: https://www.youtube.com/watch?v=JacHyPaEwDc
Suzie Q: https://www.youtube.com/watch?v=1mxaA-bJ35s
LITERALIA
El AGUACERO
Comenzó a llover sobre las dos de la madrugada. Me despertaron hórridos truenos y fulgurantes relámpagos. El agua caía con fuerza y tenacidad. Cerré la ventana y bajé las persianas. Vivo en un cuarto piso. Sobre las cinco, me pareció escuchar unos golpecitos, como si los nudillos de un niño chocasen contra el cristal del ventanal de mi dormitorio. Supuse que era la lluvia, así que no no presté demasiada atención. De hecho, dejaron de sonar instantes después. Caí en un profundo sueño en el que grandes riadas atravesaban pueblos construidos en antiguos cauces de arroyos y torrentes, arrastrando vehículos y contenedores, devastandi todo a su paso, provocando ruina y desolación. La situación se repetía cada poco tiempo -como informaba el titular de un diario que aparecía en mi pesadilla, sin que se tomasen medidas para remediarla.
Unas horas después volví a percibir unos golpes en el cristal. Entre curioso y asustado por si había entrado alguien en mi vivienda, me levanté de la cama y la inspeccioné sin ver a nadie. Regresé a la alcoba en el preciso momento en que los golpes se intensificaron. Subí levemente la persiana y contemplé el agua a la altura del alféizar de la ventana. Había dejado de llover. Varios delfines y marsopas saltaban y parloteaban alegremente, una bandada de pelícanos se zambullía para atrapar pescados con su enorme bolsa, peces voladores planeaban sobre la superficie, lejanos surtidores de ballenas y rorcuales se distinguían en la distancia, por donde estaba la parada del autobús. La calle y los vehículos aparcados en ella permanecían bajo varios metros de agua. Entonces la vi. Al principio creí que era una foca, pero fijé más la mirada y, perplejo, retrocedí varios pasos. Sus diminutas manos seguían golpeando el cristal de mi ventana, mientras sus pálidos labios emitían sonidos, o eso me pareció, que no pude escuchar por mantener cerrada el ventanal. Entonces, lo abrí y se agarró al poyete; lo que me permitió contemplar su magnífica cola irisada. Por señas, me comunicó que quería entrar a mi alcoba, o eso creí entender; así que, como buen caballero, le ayudé a pasar, aunque me mojase el parqué. Me sorprendieron su rostro inquisitivo, sus ojos sin párpados, sus pupilas glaucas, sus prominentes senos. Me observaba con curiosidad, mientras se sostenía sobre la flecha de su cola, por lo que deduje que era un pescado azul. Juntó sus manos con las mías y emitió un canto tenue en el que sólo entendí: “Amarilis”, que supuse su nombre. En justa correspondencia, me presenté como Gerardo Vintimilla, aparejador. Después, me arrastró hacia la ventana y saltamos a las aguas por más que la insistí varias veces en que no llevaba bañador. Vislumbré un par de aletas de tiburón, pero resultaron ser dos ninfas que se divertían inocentemente. Se sumergió junto a varias focas, o, tal vez, leones marinos. Los pelícanos seguían atracándose de pescado, aunque las gaviotas conseguían robarles alguna pieza. Los delfines y marsopas seguían realizando acrobacias prodigiosas, mientras me miraban curiosos. Amarilis reapareció, y, cogiéndome por la mano, me arrastró a las profundidades. Temí morir ahogado, pero, ante mi sorpresa, descubrí que podía respirar perfectamente. Los vehículos permanecían en el aparcamiento en batería que había frente a mi edificio, tal y como había supuesto, con las luces intermitentes y las alarmas sonando. La luz verde de la cruz de la farmacia parpadeaba como faro imprevisto. Buceamos hacia la estación del metro, cerrada por avería. Continuamos nuestra inmersión hasta tocar un fondo arenoso que no reconocí. Amarilis se detuvo ante la enorme concha de una ostra que se abrió tras un leve roce de su mano. Por desgracia, no contenía perlas. Volvió a cerrarse en cuanto estuvimos dentro. Resultó ser su guarida, o su cueva, o como se llame el hogar de las sirenas. A través de un enorme lucernario, contemplé barcos hundidos -más tarde recorrimos algunos y descubrí sus tesoros ocultos-, repletos de esponjas, estrellas de mar, corales, peces multicolores, pulpos, morenas y algún que otro esqueleto humano; enormes ballenas pasaron frente a nosotros con su cohorte de rémoras; majestuosas rayas se deslizaban por las aguas con elegante indolencia; focas y delfines se detenían al otro lado del ventanal para observarnos tal y como hacíamos nosotros con ellos; pero lo más sorprendente fue ver varios buzos con escafandra y tubos respiratorios conectados a algún compresor invisible por lejano, equipo que conjeturé muy antiguo, caminar por el fondo marino; mientras recolectaban algas que arrancaban de pequeños huertos delimitados por piedras. Mis sospechas se confirmaron, cuando los recogió un extraño sumergible que mi desbocada fantasía bautizó Nautilus e imaginó pilotado por el mismísimo Capitán Nemo. Observaba con creciente estupor cuanto me rodeaba. Amarilis, acostumbrada al espectáculo, me contemplaba a mi, la única novedad. De repente, colocó sus diminutas manos sobre las mías y sentí el frío tacto de sus labios. Pero mi asombro alcanzó su cenit, cuando apareció el dios Poseidón sentado en su carro tirado por cuatro hipocampos, junto a su compañero Nereo y sus cincuenta hijas, las Nereidas, portadoras del tridente de la divinidad marina. Le seguía una estela de olas embravecidas y remolinos terribles como su hija Caribidis, siempre ávida de sangre marinera.
Después, devino la calma. Las escenas se repetían y los animales se volvieron familiares. Perdí el interés. Amarilis me abrazó estrechamente y volvió a posar sus labios sobre los míos. Entonces, comencé a sentir como mis piernas se transformaban lentamente en una hermosa e irisada cola de pescado azul.
CRÓNICA DE SOCIEDAD (urbi et orbi)
- Desde que, en 1851, una escuadra usamericana al mando del comodoro Matthew C. Perry obligó a Japón a comerciar con el resto del mundo tras un eficaz bloqueo naval por su parte, el país sufrió una progresiva occidentalización en sus usos y costumbres, que alcanzó su cenit durante el reinado del emperador Meiji, hasta el punto que hombres y mujeres abandonaron sus kimonos y otras modas propias de la tradición nipona por chaqués y vestidos largos. Entonces, un grupo de doscientos samurais, defensores de dicha tradición y de su influencia en la sociedad, formaron el Shinpuren o Liga del Viento Divino o de los Kamikazes. De aquí tomaron su nombre más tarde los pilotos suicidas que, a los mandos de sus cazas Mitshubishi A6M "Zero", se estrellaron contra los navíos usamericanos durante la IIª Guerra Mundial.
- El Sebasteon, del griego sebastós = venerable, era un espacio destinado a rendir culto divinizado al emperador romano y su familia de la primera dinastía, la Julia-Claudia (27 a.C- 68 d.C).
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FRASE DEL DÍA (sea el que sea)
El hombre moderno es decidido, sano, activo, sereno y austero; un tipo admirable. Se portará a las mil maravillas en la próxima guerra..- (Hermann Hesse)
CONTRAPORTADA
