viernes, 24 de mayo de 2019

CHAFARDERO 75

<<EL CHAFARDERO INDOMABLE>>

NÚM.  75  ANNO V




PRIMERA PLANA 75

Los que me conocen saben que tengo un profundo sentido religioso de la vida, consecuencia de mi afortunado paso por las aulas de un colegio de curas. Este es el motivo de que mis plegarias, desde el 28-M, elevadas a ese buen Dios que tanto nos cuida y beneficia, estén centradas en rogarle que permita a los líderes del "trifachito" seguir atacándose sin piedad, discutiendo quien es el rey del centro y quién el jefe de la oposición por el bien del país y sus habitantes. ¡Cuánto más se debiliten, menos daño nos harán!
En una encuesta realizada entre los votantes de Vox, todos reconocieron seguir manteniendo las figuras de una bailaora flamenca y un toro bravo sobre sus televisores por buen gusto, amor a las tradiciones y defensa de los valores patrios. En todo caso, resulta fácil identificarles:  basta con observar las antenas parabólicas sobre los techos de cuevas y cavernas.
¿En qué consiste el centro político? En la falta de ideología.
¿Qué defiende un partido que se define centrista? Todo y nada, lo que lo convierte en chaquetero, oportunista, no fiable.
La señora Díaz Ayuso, candidata popular a la presidencia de la Comunidad de Madrid, afirmó recientemente que "un atasco es poesía"; aserto que me genera una terrible duda: ¿Todos los poetas son o deben ser conductores para poder crear sus obras? Y también: ¿los políticos deben demostrar continuamente, con sus actos y palabras, su incapacidad e insolvencia mental? Una persona más o menos ilustrada, profesional reconocido, ¿no puede desarrollar una carrera política o será que los grupos que financian -y crean- a los políticos -como el caso del señor Rivera p.e.- los prefieren ignorantes, zafios, groseros y soberbios para poder manipularles  más y mejor? ¡Ah, misterios tiene la vida!
El gran poeta y premio Nobel mejicano Octavio Paz (1914-1998) escribió en su aclamado poema “Piedra de sol” los siguientes versos: “…recobrar nuestra herencia arrebatada/ por ladrones de hace mil siglos”, y también: “…dejar de ser fantasma con un número / a perpetua cadena condenado  / por un amo sin rostro”. Hace unos días elegimos al capataz general de la finca (los verdaderos dueños nunca se presentan a las elecciones). Dentro de unos días, elegiremos a los capataces secundarios, representantes todos  del sistema,  la sociedad, el poder,  la ambición,  la codicia,… 
José Luis Sampedro dijo que “sin libertad, lo que vivo  no es mi vida“.  Renunciamos  a ella hace muchos siglos a cambio de una falsa seguridad.
Muere Eduardo Punset, un hombre inteligente y generoso. Míster Trump sigue vivo.



¿QUÉ SUCEDIÓ EN ESTOS DÍAS?


- Absuelto de acoso sexual a una menor, porque “ella carecía de inocencia”.

- Un drogadicto alicantino roba una torre de alta tensión para venderla en centros de reciclado.

- El candidato de Ciudadanos a la alcaldía de Granada afirma que “la forma de su cabeza revela una moralidad profunda”.

- Tres heridos graves en una coctelería por la deflagración de un cóctel flambeado.

- Multan a un hombre por quitarse el preservativo sin permiso de la mujer.

- Aprender a conducir una moto Harley Davidson, asignatura universitaria en Estados Unidos.

- Una jueza lleva a una perra como testigo en el juicio contra su amo por maltrato animal.

- El alcalde de A Coruña se ausenta durante un debate y sientan en su lugar a un muñeco con su cara.

- Descalifican a un judoka por caérsele el móvil en pleno combate.

- Muerde a un policía y arranca el chaleco a otro tras negarse a pagar un taxi.
- “Me votas o al pilón”, reza un cartel electoral de un pueblo conquense
- Absuelta una empleada grabada mientras robaba, porque no sabía que había cámaras en la casa.
- El exPapa del Palmar de Troya condenado a seis años de cárcel por robar en la basílica del Palmar.
- Decenas de personas fumigan las calles de Estella por donde antes pasó Albert Rivera.
- Despiden a una camarera por dar comida gratis a un estudiante sin dinero.
- Un vibrador y un kit de depilación fue el premio para las ganadoras del Campeonato de Squash de Asturias.
- Proyectan las cuentas suizas del rey emérito en la fachada del palacio de la Moncloa (“El Jueves”.
- Graves disturbios en un mitin del PP tras caerse una cartera al suelo.- (“El Jueves”).


LITERALIA I

Séptima entrega de las aclamadas aventuras del gran Fermín Estrellado, “El hombre múltiple”.

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A TRAVÉS DEL ESPEJO


Mi compañero alcanza el metro y noventa centímetros en la cruz, tiene los ojos verdes, el pelo castaño y ondulado, una dentadura poderosa, y responde al nombre de “Old Fashion III”. Cuando no participamos en las carreras, trabajo como funcionario de Correos en la única estafeta existente en el pueblo. ¡Se trata de un magnífico ejemplar! Por mi parte, soy un trotón de mediana alzada (1’30 ms), alazán careto,  cumplí siete años el pasado abril, y me llamo “Fermín Estrellado“. Soy fruto del afortunado cruce entre Tamerlán Ruiz de Luzón, semental de sementales, y Walkiria López y Morán, grácil yegua roana.
Desde mis primeros trotes de potrillo revoltoso, sentí bullir mi sangre al corretear junto al resto de la manada, animado por las voces entusiastas de los entrenadores y su palmada aprobatoria tras el generoso esfuerzo. Mi dueño, el baronet Alistair McNeilly, conocidas mis cualidades, contrató al mejor entrenador del país, Patsy Mulligan y me dejó en sus manos. ¡Estaba llamado a ser el rey de los hipódromos!
Cuando cumplí los tres años, conocí a Semíramis Hedges, una baya de prietas carnes. Fue el día más inolvidable de mi adolescencia; aunque después hubo otros muchos más.
Desde un primer momento, quise dejarle claro que mis intenciones eran naturales, pero honestas. ¡Sólo quería subirme encima de ella! Era tan alta que me impedía ver más allá de la punta de sus orejas. Poco a poco, sus reticencias fueron disminuyendo y un luminoso día pude apoyar mis patas delanteras sobre su aterciopelado lomo. ¡Disfruté de una vista paradisíaca y cálida, ¡muy... cálida!
Me hallaba una tarde contemplando el horizonte desde mi compañera, cuando un raro espécimen interrumpió nuestro embeleso. Según comentó Patsy, había salido de la cuadra sin su permiso y no había tenido oportunidad de quitarle la bolsa forrajera de la boca. ¡Qué visión más espantosa, oh, gran Pegaso!
Por lo visto, era un aficionado que había venido a la granja para probar como aprendiz. Se llamaba, como ya han podido suponer, “Old Fashion III” y, a pesar de tan desafortunada presentación –superadas las severísimas pruebas a que fue sometido-, se convirtió en mi pareja para las carreras.
Por entonces, repartía el correo en la capital del país y sólo podíamos entrenar los fines de semana. Para salvar dicho escollo, solicitó el traslado a la pequeña localidad donde se ubicaban las cuadras, y alquiló un establo limpio y económico.
Debutamos en las fiestas del pueblo con un rotundo fracaso entre las carcajadas de los lugareños. Profesional íntegro, “Old Fashion III” había olvidado entregar una carta urgente y, preocupado por ese motivo, no pudo concentrarse en la competición. Gracias a una perfecta labor psicológica de Patsy, superó todos los problemas y, poco a poco, cinta tras cinta, copa tras copa, fuimos subiendo escalafones en las apuestas de favoritos. ¡Cuando menos, ocuparíamos el último lugar! Entretanto, Semíramis me relajaba de las tensiones y sinsabores propias de mi profesión con sus caricias y arrumacos. Por su parte, mi compañero se prometió con una hermosa joven llamada “Moonlight”, que resolvió todas sus dudas y necesidades.
Ese mismo verano, nos trasladamos a una coqueta casa que compré en el campo con los beneficios obtenidos apostando por otros participantes en las carreras en que nos inscribíamos. Como “Old Fashion III” quería ayudarnos, permitimos que tirara del carromato de la mudanza.
Patsy, siempre ambicioso y emprendedor, nos habló del Grand National de Rodfork, que otorgaba diez millones para el ganador y su nombre inscrito en la primera página de la “Gaceta Equina”. Mi compañero pidió una excedencia laboral de dos años y yo me despedí, entre sollozos, de Semíramis, que volvía a estar fuera de cuentas.
Acompañados por nuestro preparador y sus ayudantes, nos instalamos en las Montañas del Feldespato, el lugar donde se vio el primer ejemplar de mi raza. 
Gozamos de aire puro, buenas comidas, diez horas de sueño, intensos entrenamientos para fortalecer la musculatura y sabios masajes de Frau Herta, rolliza berlinesa que compaginaba sus funciones con las de barragana de Patsy.  Entremedias, participamos en varias carreras con el propósito de reunir el dinero suficiente para pagar la inscripción de Rodfork. No ganamos ninguna, pero siempre logramos el premio de consolación.
Tras ocho meses de continua preparación, nostálgico de las puestas de sol desde Semíramis, empaquetamos nuestras pertenencias y nos reunimos con la familia. Me recibió mi segundo hijo, un potrillo precioso.
Nos jugábamos todo a una carta, pues nuestro futuro dependía del triunfo en el gran concurso. Necesitábamos ganar para salir de pobres y seguir junto a  nuestras respectivas compañeras; porque, sobre todo..., ¡odiaban a los perdedores!
Entre ropas multicolores, fanfarrias festivas y congéneres emperifollados, me paseé por la pista estudiando a los demás competidores. Aunque todos parecían serenos y confiados, sus continuas miradas a diestro y siniestro manifestaban lo contrario. Las apuestas estaban 8 a 1 a favor de “Gentlemen Jim”, un purasangre inglés del jeque Al-Mutahid. Mi nombre no aparecía en ningún pronóntstico.
Entretanto, Patsy atalajaba a “Old Fashion III”, que mascaba chicle indolentemente. Los altavoces avisaron por última vez a los contendientes para que se personaran en la pista, donde serían revisados por los jueces. Mi compañero, conducido de la brida por nuestro preparador, apareció engalanado con nuestros colores –azul y oro- y con sus nuevas botas de punta reforzada. Tenían tres clavos delante y cinco detrás, lo que garantizaba un agarre perfecto al turf.
Por mi parte, me introduje en una ligera camisola celeste, me apreté los botos marrones y negros, sujeté la fusta bajo mi axila derecha, coloqué graciosamente la gorra sobre mi cabeza y me dirigí hacia la sala de pesaje.
Cumplimentadas estas formalidades reglamentarias, me reuní con mi montura. Patsy nos recordó el plan de la carrera. Nos deseó mucha suerte, y nos rogó que no apareciéramos por las cuadras sin los laureles de campeón. ¡Él también odiaba a los perdedores!
Presionados por todas partes, tuvimos serias dificultades para entrar en el cajón de salida. “Gentlemen Jim”, el máximo favorito, estaba situado a nuestra izquierda. La táctica era muy sencilla: mantener el ritmo de nuestro contrincante y apretar más que él al final de la carrera. Pero, ¿qué debíamos hacer si otro contrincante nos adelantaba?
Los cajones se abrieron de improviso y “Old Fashion III” salió disparado. Tuve que refrenar su ímpetu, pues la carrera duraba tres mil quinientos metros y debíamos dosificar los esfuerzos, aunque parece ser que nos tranquilizamos demasiado. Hasta la mitad del recorrido todo se desarrolló normalmente, y los demás oponentes nos sobrepasaron, como en las apuestas. Decidí corregir anteriores maniobras y alenté a mi compañero.
- Nos vemos debajo de un puente.
No reaccionó  y mantuvo la cadencia de paso.
- Nos abandonarán todos, viejo amigo – insistí, pero no surtió el menor efecto.
Desesperado, empuñé la fusta y le golpeé repetidas veces en el costillar y las ancas. Sorprendido o molesto, se detuvo en seco,  me miró fijamente a los ojos y protestó:
- ¿Cómo te atreves, penco sarnoso?
Acto seguido, aceleró su paso hasta superar a “Gentlemen Jim” en la misma línea  de meta por una oreja, en la llegada más apretada que se recuerda, cuando los apostantes ya hacían cola frente a las taquillas para recoger sus beneficios.
El periódico del día siguiente reseñó en su crónica varios acontecimientos curiosos:  nuestro resonante y sorpresivo triunfo, la ola de suicidios que siguió al inesperado desenlace de la carrera o la pelea en que se enzarzaron el  caballo-jinete y el hombre-montura ganadores por unos intolerables fustazos que no se recogían en el contrato firmado entre ambos.
Pero, como decía Patsy: “En las Antipodas, todo sucede al revés”. Mas, mi natural inquieto y la oportuna aparición de Félix Soteiro me embarcaron en una nueva aventura como...



LITERALIA II


CAPÍTULO III

Adalberto Rabazas era un hombre tradicional (1).


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NOTAS:
1) La tradición de su familia le obligaba a pedir la mano de su prometida el día 21 de marzo, inicio de la primavera, por representar la promesa de una nueva vida y coincidir con un descenso del precio de las flores; dada su supuesta abundancia en dicha estación.
Adalberto Rabazas  visitó por primera vez el apartamento de Maripi Civantos de la Esparraguera tras dos años de relación discontinua. Las habitaciones estaban decoradas en tonos pasteles. El mobiliario era de estilo chinesco en recuerdo al origen de su perra lhasa apso “Suzette”, nativa del Tíbet, actual provincia china desde su ocupación en 1951. Es posible que la pareja tuviera su primer encuentro amoroso tras disfrutar las delicias chinas que la joven encargó en el restaurante “El lama feliz”, sito en los bajos del edificio donde se ubica su apartamento. También es posible que “Suzette”, consciente del odio que Adalberto Rabazas profesa a su especie, le atacase al verle abrazar y besar a su dueña, comportamiento incomprensible para el animal; cuando no representativo de una agresión. También es posible que, caballero trasnochado,  Adalberto Rabazas señalase a su prometida, tumbada sobre su cama con los brazos abiertos hacia él  y la mirada expectante, que la respetaría hasta el día de sus nupcias; aunque ella prefiriese divertirse hasta entonces (2).
2) También llamadas esponsales, ceremonia por la que dos personas se convierten en esposos durante la que se entregan las arras (3)
3) Trece monedas -doce de oro y una de platino en origen- del mismo tamaño que “representan los bienes  repartidos durante los meses del año y la decimotercera para compartir con los pobres“.
Los padres de Adalberto Rabazas contrajeron nupcias -don Sisenando tenía veinte años y doña María Milagrosa, dieciocho- en el Cuartel de Reclutas sito en la localidad gerundense de San Clemente de Sasebas, donde su progenitor aprendió los secretos  del cornetín de órdenes. Los contrayentes intercambiaron trece balines del calibre 32 en vez de monedas. Ofició el comandante capellán don Raimundo Blancaflor Lloret. Doña María Milagrosa   no paró de moverse dada su avanzada gravidez (4).
4) Embarazo. 
Adalberto Rabazas nació catorce horas después de la boda en el dispensario del cuartel. El parto lo dirigió el capitán veterinario don Hermenegildo Calatrava Gastón -el acuartelamiento tenía trescientas acémilas y doce caballos como dotación- y el estudiante de enfermería Pepillo Garcelán, natural de Luarca (5).
5) Municipio asturiano donde la familia Rabazas del Calvario pasó las vacaciones estivales,  dadas las bondades de su clima y  la estrecha amistad que surgió entre el citado estudiante y Doña María Milagrosa, hasta que nació la hermanastra de Adalberto ante  el estupor de su padre, ausente por participar en unas maniobras,  quien nunca la consideró hija suya (con razón). Recibió el nombre de Llara (6).
6) Derivado del llar, el lar, la cocina de la casa.
Estudiante brillante, se convirtió en una notable bioquímica como su paisano Severo Ochoa (7).
7) Celebrado científico y Premio Nobel. Sobrino de Álvaro de Albornoz, presidente del gobierno en el exilio (8).
8) En el que coincidieron los abuelos de la señorita Civantos de la Esparraguera: don Nicanor, alto cargo republicano, y doña Margarita de la Encarnación Bermúdez Paniagua. Ella estudiaba Bellas Artes en la Sorbona. Él sobrevivía dando clases de español. Se conocieron en el Louvre, frente a la “Gioconda” (9).
9) Célebre retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, realizado por Leonardo da Vinci. Mucho se ha discutido sobre su sonrisa, llegando a afirmarse, incluso, que se trata de un autorretrato del pintor (10).
10) Adalbarto Rabazas estudió arte dos años en la Sorbona hasta que comprendió que no era su camino. Malvivió en un apartamento del segundo piso del número seis de la rue de la Huchette, residencia de la abuela de Maripi Civantos de la Espararaguera muchos años antes. Ambos frecuentaron el café Procope (10).
10) Establecimiento parisino fundado en 1686 por el italiano Francesco Procopio dei Coltelli.
La primera vez que Adalberto Rabazas visitó el apartamento de su prometida descubrió un posavasos del citado local. Ella le contó la historia de sus abuelos entre los ladridos histéricos de “Suzette”. Emocionada por su recuerdo, la rubia y sugestiva joven se acurrucó entre los brazos de un desprevenido Adalberto, quien, también por primera vez pudo calibrar la calidad de sus carnes. Luego, se atusó el bigote.



CRÓNICA DE SOCIEDAD (urbi et orbi)

- En 1190, los monjes de la abadía de Glastonbury (hoy en ruinas), la reconstruyeron tras su destrucción en 1184. Encontraron una tumba doble con un esqueleto masculino de dos de metros de envergadura y otro femenino que conservaba cabellos rubios. Anunciaron que habían encontrado, a 15 metros de la capilla y dos de profundidad, las tumbas de Arturo y Ginebra.. La losa que cubría los cuerpos contenía la inscripción: “Aquí yace enterrado el ínclito rey Arturo en la isla de Avalon”  En 1278, fueron enterrados bajo un sepulcro de mármol negro hoy desaparecido. Años más tarde Enrique VIII transfirió todos los bienes eclesiásticos al tesoro real al ser jefe de la nueva iglesia anglicana. 
- Los dos últimos pisos del campanario inclinado de Pisa se construyeron en cuña para compensar la inclinación del edificio.
- En el lenguaje medieval, “coger fruta” equivalía a tener relaciones sexuales.
- Los sampietrini son un cuerpo hereditario de trabajadores que inspeccionan y reparar continuamente la basílica de san Pedro


FRASEOLOGÍA

- Si se hubiera de definir la democracia, podría hacerse diciendo que es la sociedad en la que, no sólo está permitido, sino exigido, el ser persona.- (María Zambrano, filósofo y ensayista malagueña).
- No se pasa de lo posible a lo real, sino de lo imposible a lo verdadero.- (" " ").
- La acción de preguntar supone la aparición de la conciencia.- (" " ").
- Todo extremismo destruye lo que afirma.- (" " ").
- Prefiero una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila.- (" " ").
- Vivimos con los cambios tecnológicos del siglo XXI y con estructuras sociales (familia, estado... ) del siglo XIX.- (Eduardo Punset).
- La felicidad es la ausencia de miedo; la belleza, la ausencia del dolor.- (" " ").
- No está probado que me vaya a morir.- (" " ").

CONTRAPORTADA