viernes, 9 de julio de 2021

chafardero 143

<<EL NUEVO CHAFARDERO INDOMABLE>>

NÚMERO 143   ANNO VII





PRIMERA PLANA

Aporías:

La presidenta Ayuso  afirma en un programa televisivo que "lo importante es gobernar para todos". Entretanto, el programa de gobierno que desgranó en su discurso de investidura indica lo contrario.

Resulta peligroso apelar a la concordia para justificar los indultos a los independentistas catalanes, como ha hecho el presidente Sánchez,  en un país que ha practicado tradicionalmente la discordia.

En 2012, un auto del actual presidente del Consejo General del Poder Judicial, señor Lesmes, estableció que "los políticos no podían recurrir indultos, porque su legitimación no puede fundarse en el simple hecho del cargo público que desempeñan, pues su campo de actuación propio es la representación política; pero no el de la genérica defensa de la legalidad ante los Tribunales". Añadiendo que "en este caso  no se puede deducir  cómo beneficiaría el recurso a ninguno de los recurrentes, lo que evidencia que acuden a la vía jurisdiccional en el ejercicio de una acción pública que la ley no les confiere". ¿Los políticos de la oposición, con el señor Casado a la cabeza, licenciado en Derecho según dice, ignoran esta sentencia, o, en caso de conocerla, su anuncio de recurrir los indultos a los políticos independentistas catalanes es una mera pataleta o simple propaganda dirigida a sus votantes?

Mientras la Mesa de la Asamblea de Madrid, dominada por el Partido Innombrable, niega una comisión para controlar el gasto de los fondos europeos que reciba la Comunidad, el mismo partido exige en el Congreso  una comisión de seguimiento del gasto de dichos fondos que reciba el gobierno.

Aprovechando los indultos a los políticos catalanes, el presidente del PNV pide al presidente Sánchez que reconozca al País Vasco y Cataluña como entidades independientes. El que no corre, vuela.

En ocasiones, las palabras y la realidad coinciden: "Vox Barcelona utiliza  a la Rana Pepe, de la que hablé en el chafardero anterior, para promocionar su campaña de recogida de material escolar usado para que lo reutilicen niños pobres (suponemos)".

El hecho de que el hospital Zendal esté cerca del aeropuerto de Barajas implica que "la sanidad madrileña es universal" según la perspicaz presidenta capitalina. Algunos youtubers comentaron estas palabras con frases como: "Construyamos un hospital cerca de un planetario para que la sanidad sea galáctica", o "construyamos los hospitales cerca de los arrozales para que los médicos vayan al grano". Su cercanía al aeropuerto no parece razón suficiente para que atienda a los viajeros que llegan a él, pues son trasladados a otro hospital.

El otro día Pp y Vox no participaron  en el homenaje a las víctimas del terrorismo realizado en el Congreso como protesta por el acercamiento de presos etarras que ha realizado Sánchez. Por supuesto, están en su derecho a quejarse, si no creen en ese tipo de medidas; pero podrían explicarnos a todos, incluidos sus votantes, las razones que movieron al gran Aznar a acercar a 426 presos etarras a cárceles vascas durante su gobierno.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid archiva la denuncia por falsificación documental contra la lideresa de Vox, señora Monasterio, porque "la falsificación del sello empleado en los planos firmados por la denunciada, sin tener el título acreditativo para poder signarlos, es tan burda que dicho tribunal no se la cree". Ya saben: a partir de ahora hagan trabajos finos para que los juristas puedan condenarles. Horas después el mismo tribunal  declara inocente a la expresidenta autonómica Cifuentes en el caso del máster obtenido en la Universidad Rey Juan Carlos, mientras condena, o ratifica las condenas, a todos los subalternos necesarios que participaron en la obtención de dicho título. A tan alto tribunal sólo le ha faltado añadir que "ella no quería, pero le  obligaron a aceptar el citado máster".

El actor valenciano Toni Cantó será el director de la recién creada Oficina del Español de la Comunidad de Madrid, cuya misión será "defender nuestro idioma por todo el mundo", compitiendo tal vez con el Instituto Cervantes, y "la promoción de la región como capital europea del español, el impulso de oportunidades económicas en este ámbito y la gestión de encuentros e informes". Nos parece un objetivo muy loable, pero ¿en qué idioma se realizaban hasta ahora todas las actividades reseñadas en el entrecomillado? El citado Cantó prometió durante las pasadas elecciones autonómicas quitar los chiringuitos -como el que dirigirá ahora-  para que ese dinero se dedicase a sanidad y educación. Este cargo, tal vez una compensación al señor Cantó por no poder presentarse a las últimas elecciones,  nos costará 75000 €. Claro que Sánchez tiene más asesores y los presidentes anteriores no tuvieron ninguno. Toni Cantó, político y actor, doble mentiroso.


¿Podemos comparar la denuncia de Vox contra el editor de "El Jueves" por publicar unos cromos satíricos sobre los principales líderes de este partido con el caso "Charlie Hebdo"? ¿Pueden equipararse como un ataque a la libertad de expresión?





¿QUÉ SUCEDIÓ EN ESTOS DÍAS?

- Los propagandistas católicos acusan al presidente Sánchez de "seguir directrices mundiales para demoler la familia".

- "Hay más gente sin atención primaria que sin banco" es la justificación de la patronal bancaria para cerrar sucursales.

- Un juzgado ordena retirar las guías de información sexual del Ayuntamiento de Getafe por "lesionar la libertad religiosa". (Ya saben "A más ignorancia, más libertad".)

- Las niñas de cinco años ya podrán lucir bikinis con relleno para sentirse más mujeres.

- En el año 2050 habrá más plástico en el mar que peces.

- Un pasajero salta de un avión en marcha por el tobogán de emergencia.

- La Casa Real española felicita a la Selección Nacional de Fútbol de Suiza por su pase a cuartos de la Eurocopa: "Es un orgullo que nos representéis",- (El Jueves).

- El Ministerio de Industria pone a correr en una rueda a tres hámsters para abaratar el precio de la luz.- (El Jueves).

-Pfizer lanza una vacuna en formato gin-tonic para el mercado español.- (El Jueves).

- "Cuando mi familia se enteró de que era gay, me hizo un exorcismo".

- El Tribunal Supremo anula la decisión de una empresa de prohibir las propinas a sus empleados.

- Hungría multa a una empresa por publicar un libro infantil con parejas del mismo sexo.







OLDIES

Lynyrd Skynyrd (deformación de Leonard Skinner)  es la típica banda  multitudinaria (siete miembros)  amante de su tierra, fundada en 1964 por Ronnie Van Zandt, cantante, y los guitarristas Gary Rossington y Allen Collins, En 1977, sufrieron un accidente de aviación en el que fallecieron el cantante y varios miembros más. Le sustituyó su hermano Jhonny para que todo quedase en familia. Mundialmente famosos por su himno: "Sweet Home Alabama", aunque el grupo es originario de Florida.

Sweet Home Alabama: https://www.youtube.com/watch?v=6GxWmSVv-cY

Freebird: https://www.youtube.com/watch?v=QxIWDmmqZzY

Southern Ways: https://www.youtube.com/watch?v=vQjFCNh1s8U



LITERALIA


1

EL LENGUAJE DEL CORAZÓN





Descubrí la cinta en una tienda de ultramarinos de Villablino, a la que mi amigo Manolo entró para comprar algunos artículos que le había encargado Ana, su mujer. Me sorprendió encontrarla en un establecimiento tan poco musical. Me atrajo el nombre del álbum en la carátula, Inarticulate speech of the heart, aunque desconocía su significado exacto. Tuve que regresar a Madrid para que un amigo bilingüe lo tradujera como El lenguaje inarticulado del corazón. Después, entramos en un bar decorado con automóviles cortados por la mitad y unidos luego con cemento para formar mesas bajas. Sonaba la última grabación de Los Ilegales. Frente a sendos tercios de Estrella Galicia, recordamos tiempos siempre cercanos antes de comentar las respectivas últimas novedades.

Al mediodía, volvimos al coche para dirigirnos a comer a su casa, pues mi amigo entraba muy pronto a trabajar. Tras dejar la bolsa de viaje en la habitación de invitados, besé a Ana y entregué a Tatiana, su niña, un paquete rectangular que había traído desde la capital. Con anárquica precisión, desgarró el papel de regalo con que lo había envuelto la empleada de un gran almacén. Manolo me regañó por haber cargado con ella tantos kilómetros, pero la mirada luminosa de Tatiana merecía cualquier esfuerzo, incluido montar el cochecito-andador que contenía la caja gracias a las precisas instrucciones escritas en inglés, idioma que sigo desconociendo. La niña apenas me dio tiempo -ya debía conocer mi torpeza manual- a ensamblarlo y explicarle el funcionamiento -lo había probado antes en mi casa-, pues me lo quitó de las manos al grito de: “¡Mío, mío!, y empezó a empujarlo, radiante y feliz por la escueta cocina. De vez en cuando, se detenía, miraba a sus padres y decía: “¡Tiene música!,;pues el juguete, al avanzar, emitía una melodía muy pegadiza. Mi amigo y yo nos sentamos a la mesa frente a frente, dejando en medio a Ana para que pudiera servir la comida; mientras saboreábamos una VollDamm muy fría, como en los tiempos militares en que compartimos habitación y pipirranas en La Seo; cuando nos creíamos poderosos y eternos, e imaginábamos todos los días de nuestra vida llenos de aventuras y mujeres hermosas. Nos desconocíamos ingenuos, es decir, creyentes. Esa misma noche, saldríamos con sus cuñados Lolo y Merce a recorrer los pubs del pueblo. Hablaríamos a gritos entre el excesivo volumen de la música, apuraríamos varias botellas de cerveza Keller, y volveríamos de madrugada en busca de un lecho reparador. Entretanto, Tatiana seguía empujando el cochecito-andador por todos los rincones de la casa, y soltando carcajadas que nos resultaban incomprensibles. Habíamos alcanzado una edad en la que necesitábamos motivos para ser felices. Quizá, entonces, recordé algo, volví a mi habitación y rebusqué en mi bolsa. Quizá, entonces, regresé con mis amigos, y entregué un presente -una colonia, una figurita de cerámica- a Ana en señal de agradecimiento por su hospitalidad, por sus atenciones, por aceptar en su familia a un antiguo amigo de su marido al que había visto más veces en fotografía que en carne y hueso. Quizá, este hecho sucedió en otro viaje anterior o posterior, pues, por entonces, estaba sin trabajo y las oportunidades de viajar eran mayores. Disponía de tanto tiempo libre que lo dejaba escapar sin mortificarme.

Cuando Manolo marchó al tajo, tomé café con Ana. Me informó de que pensaban montar un supermercado con el paro que le correspondería a mi amigo tras despedirse del curro, el único seguro en aquellas tierras. Comentó que todos llevaban muy mal la mina, pues era peligrosa y siempre terminaba pasando factura en forma de accidentes y enfermedades; salvo que trabajases en el exterior, como su hermano Lolo. Por tanto, habían pensado convertirse en sus propios jefes. Ganaban en preocupaciones, pero también en salud. Incluso, ya habían encontrado el local idóneo y hablado informalmente con los proveedores.

Sus palabras y gestos estaban llenos de esperanza a pesar del horario esclavo, las dificultades de cualquier comienzo y los riesgos que asumían; pero había que escapar del túnel. Tras ayudarle a fregar los cacharros -ella lavaba y yo secaba-, se atusó el pelo frente al espejo del servicio, se puso una rebeca fina, y me pidió que cuidara de Tatiana -pues la niña se había empeñado en dormir la siesta conmigo, y su madre tuvo que improvisar una cama en un sillón-; mientras ella visitaba a Irene, su madre, que vivía al otro lado de la carretera. Me acomodé en el sofá del saloncito, metí la cinta en la cadena musical, me acoplé los cascos en los oídos, y esperé el comienzo de la melodía. Los primeros compases me trajeron el redondeado rostro de Alba, la mujer que amaba todavía y que había preferido a otro. Su sonrisa confiada ocupaba todo mi horizonte. Profundamente deprimido por su abandono, había comenzado a escribir un relato tan doloroso que había huido de la ciudad- Los encendidos poemas de amor que le había escrito, y que ella había escuchado con una indiferencia que mi arrobamiento me impedía comprender, seguían guardados en un cajón de mi mesilla. Los tenebrosos discos de Tom Waits habían acompañado mis horas más bajas, mientras devoraba los textos sin esperanza del apátrida Cioran buscando razones y respuestas, implorando una luz en mi noche particular, una mano amiga que me explicase lo sucedido. Había tocado fondo, y sólo había conseguido sentirme la más estúpida sabandija del mundo,. Estaba dispuesto a pelearme con cualquiera que pretendiera arrebatarme ese título. Por ese motivo, un día decidí hacer el petate, coger el autobús de línea y refugiarme entre otros amigos y otros paisajes que me apartasen de mis recuerdos.

Me quedé traspuesto. En el sueño, distinguí a varios hombres vestidos con mono azul, botas impermeables negras hasta media pierna y cascos manchados de hollín con una pequeña luz en su parte delantera que alimentaba una pila de petaca fijada al cinturón con la que se conectaba a través de un cable que descendía por su espalda. Caminaban en fila india y en silencio por un angosto túnel húmedo y oscuro, iluminado por bombillas situadas en las paredes cada pocos metros. De pronto, uno giró la cabeza y miró hacia la claridad de la boca-mina. Reconocí a mi amigo Manolo.

Cuando desperté, viajaba en el autocar de línea hacia Villablino. En la bolsa, llevaba el primer capítulo de mis desgracias, pues esperaba continuarlas en la tranquilidad de aquellas tierras. También caminaba por un túnel oscuro y húmedo en el que no veía ninguna luz.

Cuando desperté, había terminado la primera cara de la cinta. Tatiana dormía plácidamente, ajena a todo y todos. Tanto paseíto con el coche-andador debía haberla agotado. Volteé el casete, y me dispuse a escuchar la segunda cara, frustrado por haberme perdido la primera parte. Había madrugado mucho para llegar a la estación de autobús, y la modorra volvió a derrotarme. Soñé que paseaba con Alba por el Retiro, que nos sentábamos frente al Palacio de Cristal, que abría un libro de Paul Eluard -Poesía Ininterrumpida-, y desplegaba una cuartilla en la que había escrito mi último y arrebatado poema de amor dedicado a ella, mientras esperaba su única respuesta lógica para mí: Yo también te amo, aunque no para ella, y, después, abrazarnos, besarnos, gritar al mundo que era correspondido; lo que me convertiría, automáticamente, en el ser más feliz del universo cuando menos. Incluso llegué a imaginar que envejecíamos juntos y dichosos.

Para entonces, el autocar había parado en Astorga para que los viajeros tomásemos algo y comprásemos los afamados mantecados de la localidad, aunque nunca he sido muy respetuoso con las tradiciones. En mi reproductor de música, sonaba Café Bleu, del Consejo de Estilo. Caminé unos quinientos metros para estirar las piernas, pues no son muy largas. Entré a un bar de nombre original en aquel lugar -GAUDÍ“-, y me acerqué al mostrador. Pedí un pincho de tortilla y una cerveza. Luego, pregunté si podía instalarme en una mesa. Tras la confirmación, elegí una desde la que se veía la calle. Cargué la cachimba, y esperé la comida. El pelo largo, la pipa y las gafas redondas me conferían un aire intelectual que no era falso del todo: sabía pronunciar cuatro o cinco palabras en correcto francés según las enseñanzas de un antiguo emigrante en tierras galas reconvertido en profesor de idiomas. Estaba deseando terminar el viaje, abrazar a Manolo en la estación de autobuses, y tomar unas cervezas juntos en el primer bar abierto. Necesitaba respirar hondo y dejarme invadir por el aire puro de aquellos valles, charlar con mis amigos hasta la madrugada sobre los grandes temas de la vida, o los que considerábamos por entonces, entre culínes de orujo y cervezas muy frías; mientras los niños dormían en su cuarto como era su obligación.

Soñé que me removían. Ana había regresado de ver a su madre, y me preguntaba por Tatiana. Con gesto vago, adormilado, señalé el otro sofá de la habitación, donde debería haber estado la niña, si tuviese un mínimo de seriedad; pero se había despertado mientras yo dormía, y desconocía su paradero, aunque el familiar soniquete del andador disipo la angustia de mi amiga. Había venido en busca de la niña para que la viera su abuela, lo que me servía de excusa para saludarle a ella y a Pablo, su marido, si había regresado de la obra. Abrigó a Tatiana con una capa roja, la calzó unas botas del mismo color, y añadió una bufanda blanca que no parecía gustarle demasiado por estar muy apretada o darle excesivo calor. Como se empeñó en llevar el cochecito-andador para que lo vieran sus abuelos, me tocó cargar con él hasta su casa. ¡En la hora que se me ocurrió…!

Nada más pasar la cancela, avanzó hacia nosotros Thor, el magnífico mastín leonés que cuidaba la finca. Como era el más extraño para él, tras olisquearme concienzudamente, mordió la manga de mi abrigo y me arrastró hasta su caseta, tan grande que podría vivir en ella algún soltero sin demasiadas pretensiones. El animal estaba orgulloso de ella, y quería enseñármela, como hacía con todos los desconocidos. Era pacífico y curioso, pero pesaba más de setenta quilos y medía más de metro ochenta puesto de pie, lo que le convertía en un coloso a mi lado. Desde ese día decidí tratarle de usted y con la mayor cortesía posible, pues, enfadado, yo perdería siempre. Del garaje, salió Golfi, un perrillo simpático y juguetón, hijo de todas las razas, que nos saludó con divertidas cabriolas y ladridos zalameros. Tras acariciarle someramente, mordisqueó los tobillos del mastín, y salió corriendo a gran velocidad, esperando que lo persiguiera. Quería jugar un rato, pero el perrazo estaba centrado en mí, y le observó con desdén. Aparecieron, después, dos gatos que arquearon los lomos, se restregaron contra la pared, y, altaneros, se dirigieron hacia la carretera. Era época de celo, y no se trataban con nadie que no fuese una hembra de su especie. Ana comentó que uno de ellos -El Tomi, un ruso azul- era suyo, pero que lo cuidaba su madre por una simple cuestión de espacio. Subimos la escalera hasta el primer piso, donde estaba la vivienda. En la cocina, besé a Irene, que preparaba chocolate, mientras freía unas filloas. Tatiana le mostró el cochecito-andador, mientras su abuela gritaba: “¿Pero quién ha venido? ¿Pero quién está aquí?. La cría añadió que tenía música, y, para corroborarlo, empezó a empujarlo por la cocina, más amplia que la de su casa. Abrí la nevera, y saqué una cerveza. Por las evidencias, Pablo no había vuelto todavía del tajo. Javi, el hijo pequeño de Irene, se reunió con nosotros el tiempo justo para informar a su madre de que tenía partido de fútbol en un prado cercano. Por la escalera, se cruzó con su hermano Toño, que volvía de pescar. Nos estrechamos la mano, le ofrecí otra cerveza, que aceptó gustoso, y se apoyó contra la encimera, cerca de la puerta, con las piernas muy abiertas y ademán suficiente, tras entregar a su madre varias truchas, que ella depositó en un plato. Tatiana se acercó hasta él para mostrarle su nuevo juguete, pero su tío había empezado a narrarnos con grandes voces y aspavientos su tenaz lucha con un pez formidable de medidas imposibles, tal vez descendiente de la mismísima Moby Dick. Irene le escuchaba con la boca abierta. Tras vaciar el botellín, se subió los pantalones, se despidió de nosotros, y volvió a la calle. Subió al coche, y se dirigió hasta el bar del pueblo, donde vacilaría a propios y extraños con sus grandes dotes de pescador y las invencibles capturas que había realizado, Leviatán incluido. Sobre las ocho de la tarde, recogería a su novia -y futura esposa- para profundizar en su mutuo conocimiento. Tatiana se había sentado en el cochecito-andador, y apretaba con fuerza la bocina entre carcajadas cada vez más poderosas; lo que impedía la conversación entre su madre y su abuela, por lo que se ganó una reprimenda de la primera. En consecuencia, apretó el claxon con más intensidad, reclamando su atención y consiguiendo más gritos y descalificaciones. Poco después, apareció Pablo, y la niña corrió a enseñarle su nuevo juguete. El abuelo lo estudió con mirada profesional, comprobó su funcionamiento, y, luego, me preguntó cómo me había atrevido a traerlo desde tan lejos. Respondí que había venido en el autocar. Sonrió con cierta sorna. Nos instalamos en una pequeña habitación, anexa a la cocina, que presidía la televisión. De ese modo, las mujeres podrían hablar con más tranquilidad, y nosotros ver algún programa deportivo, aunque seleccionó un canal regional en el que informaban de una feria ganadera celebrada en algún pueblo asturiano. Minutos después, roncaba como un bendito. Regresé a la cocina, y comenté la calidad de las televisiones autonómicas, pues habían conseguido que Pablo se durmiera en tan poco tiempo.



CRÓNICAS DE SOCIEDAD (urbi et orbi)

- El 10 de enero de 1941 estaba prevista la toma de Gibraltar por la Lutwafe, la fuera aérea de la Alemania nazi. Sin embargo, no pudo realizarse al declararse neutral el régimen franquista.. Este plan de invasión recibió el nombre de "Operación Félix". Por entonces, Gibraltar era un nido de espías y dobles espías nazis y aliados. La respetable Larissa Swirski, conocida como la "Reina de Corazones", trabajaba para los alemanes, enviándoles fotos e informes sobre los buques de guerra y movimientos de tropas aliadas en el Peñón. Fingía ser una sencilla madre que paseaba con su hija pequeña por el puerto gibraltareño. Una conversación con su hermana en París,  le hizo cambiar de bando y espiar para los aliados. Sus informaciones ayudaron a la cancelación de la citada "Operación Félix"

- Entre 1941 y 1942, los italianos construyeron una base secreta en "Villa Carmela", sita en Puente Mayorga, pedanía dependiente de San Roque (Cádiz). Su misión era organizar una base de operaciones para la Décima Flotilla italiana, desde donde lanzarían submarinistas con bombas lapa y torpedos humanos para sabotear los barcos aliados.. El encargado de realizarla fue el ingeniero Antonio Ramognino. En 1943, redujo su actividad a simple puesto de observación. Los aliados ni los españoles descubrieron nunca su existencia ni su función.



La inocente "Villa Carmela"


- En 1972, se incorporaron al servicio las primeas policías municipales en Madrid con la misión de dirigir el tráfico en la plaza de Colon. Por orden del alcalde Arias Navarro, futuro presidente del gobierno que informó entre lágrimas a la población de la muerte de Paquito, no podían casarse, debían tener un tutor legal y debían acudir con sus padres, cuando realizasen cualquier diligencia ante el juez. Parece que algunos y algunas añoran aquellos tiempos.

- La cantárida es un escarabajo verde esmeralda de  unos 2 cm longitud. Se alimenta de hojas de lilo y fresno. Al machacarlas se obtiene un polvo que se denominó "caramelos Richelieu" en la Francia del siglo XVIII. En pequeñas dosis, produce priapismo, lo que los convirtió en un afrodisiaco legendario. en la novela negra "Violación" ,de Chester Himes , se cuenta el caso de una mujer que falleció después de ayuntarse con cuatro hombres. La autopsia reveló altas dosis de cantaridina, el alcaloide extraído de la también  llamada "mosca española", mortal en dosis elevadas. Durante siglos fue objeto de un productivo tráfico ilegal.




FRASE DEL DÍA (sea el que sea)

El que sabe no habla; el que habla no sabe.- (Lao Tsé o Lao Tzu, filósofo chino fundador del taoísmo).


CONTRAPORTADA







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