<<<EL NUEVO CHAFARDERO INDOMABLE
NÚMERO 153 ANNO VII>>
PRIMERA PLANA
El Sol Invicto fue una divinidad muy popular durante el imperio romano tardío. Cada solsticio de invierno se organizaba un festival en su honor entre el 22 y el 25 de diciembre. Su culto fue el oficial del imperio desde el año 274 d.C. por orden y deseo del emperador Aureliano, aunque ya existía una divinidad solar arcaica conocida como Helios, el famoso Coloso de Rodas.
El 7 de marzo del 321 d.C. el emperador Constantino decide que el día del Sol (Dies Solis), el domingo, sea jornada de descanso laboral en el imperio para poder adorar al dios. El culto al Sol perduró hasta que el emperador Teodosio lo abolió en el 380 d.C.
El nacimiento del Sol Invicto se celebraba cada 25 de diciembre. Ante la ausencia de una fecha precisa del nacimiento de Jesús en la Biblia, los cristianos eligieron este día para conmemorarlo trescientos años después de su muerte, convirtiéndolo, de paso, en divinidad solar como continuador (o sustituto) del citado Sol Invicto. No obstante realizaron un cálculo minucioso para justificarlo, basándose, según los expertos, en una antigua tradición judía que establecía, para los profetas como Jesús, su fecha de nacimiento nueve meses después de su día de concepción. ¿Cómo conocían este último dato? Cuestión de fe.
Por otro lado, tenemos otra divinidad venida de Persia, conocida como Mitra, a la que adoraban mayoritariamente los legionarios romanos. La tradición cuenta que nació de virgen un 25 de diciembre, que fue adorado por magos y pastores, que realizó milagros y prodigios y resucitó al tercer día de su muerte. El rito central de su culto era una ceremonia llamada "acción de gracias" o... eucaristía, muy similar a la realizada por los cristianos desde los primeros tiempos hasta la actualidad. Incluso muchas iglesias cristianas fueron construidas sobre antiguos templos de Mitra como ejemplo de que los nuevos cultos suplantan a los anteriores y con la intención, tal vez, de convertir en cristianos a los adoradores de Mitra; haciéndoles creer que se trataba de un simple cambio nominal de su divinidad.
Ahora lo llamamos Navidad y lo celebramos comprando regalos y décimos de lotería (otro ejemplo de paganismo), pero antes fue el Sol Invicto en cuyo honor se celebraban festejos como las Brumales el 25 de diciembre, o los ritos mistéricos en honor de Mitra sólo para iniciados como hacían los primitivos cristianos en las catacumbas .
Nada se destruye, todo se transforma. Nada es nuevo, todo proviene. Cambian los nombres, permanecen las esencias.
¡Qué ustedes lo pasen bien!
¿QUÉ SUCEDIÓ EN ESTOS DÍAS?
- Le descubren un diente dentro de la nariz tras años de problemas respiratorios.
- Arabia Saudí descalifica cuarenta y tres camellos de un concurso de belleza por llevar bótox.
- El código de conducta de la unidad de élite de la Armada invoca a san Juan Nepomuceno y la Virgen del Carmen.
- Multado por comentar una intervención policial en virtud de la Ley Mordaza que un sector de la policía y la benemérita exigen no derogar.
- Santa Mónica estrena pestañas nuevas al regresar al monasterio de la Encarnación.
- "Me comprometo a que todas las elecciones que se convoquen a partir de ahora las gané el PP", Teodoro "Lanzagüitos" García Egea,
- Pablo Casado presume de no "viajar en el Falcón", avión que solo puede utilizar el presidente del gobierno.
"Cinco gramos de cocaína y una botella de Cardhú", principales premios del sorteo de una cesta de Navidad en Murcia.
OLDIES
"Merry Christmas (I Don't Want to figh tonight)", The Ramones. Puro pietismo.
LITERALIA
CUENTO DE NAVIDAD
Aquella tarde que cambiaría mi vida para siempre, me reuní con mi antiguo vecino Juanito Lucientes en nuestro pub de referencia, “The Pipe & The Piper”, donde nos iniciamos en la ingesta de cerveza desde nuestra más tierna adolescencia y disputamos reñidas partidas de dardos; actividad en la que llegamos a campeones juveniles nacionales ante nuestra sorpresa.
Desde entonces nuestras vidas se distanciaron bastante: yo, Pepe Pérez, proseguí la tradición contable de mi familia -CONTADURÍA PÉREZ. Desde 1872 las 24 horas del día a su servicio- que inició mi bisabuelo Restituto Pérez Almansa, mantuvo mi abuelo Raimundo Pérez Albarracín y continuó mi padre Romualdo Pérez Almonte. Yo también debería haber tenido un nombre que empezara por la letra erre, pero nací en época de crisis. En cuanto a Juanito, se convirtió en el viajero y explorador mundialmente conocido que siempre quiso ser. De hecho, había regresado días antes de su última expedición a Jordania; donde había redescubierto las legendarias minas del no menos mítico rey Nemrod en el antiguo reino nabateo. La oportuna aparición de las autoridades locales impidió que mi camarada trasladase a nuestro país los enormes diamantes azules que encontró en ellas, considerados sagrados por ser la representación de su dios Dushara.
El motivo de nuestro reencuentro en el pub fue que su dueño, Jeremías “Jimmy” Acosta nos había invitado, recordando nuestras hazañas etílicas en su local, a unas jornadas de degustación de una cerveza artesanal que elaboraba él mismo y había bautizado como “Mano Santa”. La primera jarra no me produjo buena impresión, aunque tal vez pudo distraerme la belleza de nuestras contrincantes a los dardos, las gemelas Pamela y Malena. Jimmy nos saludó con familiaridad, mientras nos servía una nueva ronda y agradecía nuestra presencia en un día tan importante para él y su negocio. A nuestras preguntas sobre la fabricación de su nuevo producto, respondió que sus ingredientes básicos seguían siendo agua, cebada y lúpulo; aunque había añadido otros más imaginativos como datura estramonio, unos gramos de cornezuelo del centeno y una pizca de polvo de cantárida para animar la mezcla.
Tras ganar la primera partida, concedimos la revancha a nuestras contrincantes; porque éramos unos caballeros y... pretendíamos seguir jugando en su casa. Sin embargo, sobre las tres de la madrugada, creo, Juanito anunció su retirada y me cogió del brazo. Cuando salimos al exterior entre mis protestas, descubrí un trineo tirado por ocho renos. Respetuoso con las tradiciones, pregunté a mi amigo si el primero se llamaba Rudolf; pero respondió que era Harold. Nos acomodamos en el vehículo y abrigamos con las mantas que encontramos, y, tras la orden de partida, nos elevamos por el cielo con pasmosa facilidad. Juanito parecía poseer habilidades desconocidas por mi. En un principio, pensé que aterrizaría en la puerta de mi casa; pero proseguimos el viaje hasta posarnos frente a un gran edificio de madera, cuya fachada estaba iluminada por miles de bombillas. Mi ojo de contable me permitió contarlas en un periquete. Estaba rodeada por un tupido bosque de alerces y abetos. Numerosos renos pastaban tranquilamente por los alrededores. Algo perplejo pregunté a mi amigo:
¿Ya hemos llegado a la sierra?
¡Ja, ja!... Pepe, estamos en Rovaniemi.
¿Dónde?
El hogar de Santa Claus.
¡Venga ya...!
¡Ho, ho, ho!
Pasamos al interior de la casona, donde ya parecía esperarnos un orondo caballero de luengas barbas blancas ataviado con un grueso traje verde con ribetes blancos, cinturón de cuero con hebilla dorada y botas negras. A su alrededor, numerosos chiquillos -pajes según Juanito- empaquetaban juguetes en grandes cajas de cartón que envolvían con papeles y cintas multicolores que, después, recogían otros seres de orejas puntiagudas -¿duendes?- y mirada huraña vestidos con jubones rojos, calzas azules, mocasines doradas y tricornios verdes de felpa con cascabeles en sus extremos. Nos sentamos frente a él y degustamos sendas, y reconfortantes, tazas de chocolate con picatostes que nos sirvieron unas hermosas camareras que caminaban a... cuatro patas.
Muchas gracias por vuestra visita, amigos – dijo el hombre orondo.
Es un honor para nosotros, Santa - respondió Juanito.
También para mí – aludí.
He leído vuestras cartas y creo que podré satisfacer vuestras peticiones
Miré sorprendido a Juanito, pues no recordaba haber escrito ninguna misiva; pero me tranquilizó con un gesto manual.
Su reputación le precede, Santa – comentó mi amigo.
Bueno, bueno... Ho, ho, ho... Mis muchos años de experiencia me ayudan a complacer a todos mis clientes.
Entonces, se levantó e invitó a seguirle, precedidos por un simpático reno que iluminaba con su nariz las diferentes estancias que fuimos atravesando hasta llegar a una sala inmensa llena de...
¡Oh, Santa, os habéis superado! - reconoció Juanito.
Numerosas piedras brillantes -diamantes azules según mi amigo- cubrían las paredes que se elevaban hasta el cielo. ¡Debía haber una fortuna en aquella habitación! Embelesado, preso de una risita casi demente, Juanito se quedó en aquella cámara acariciando su tesoro y repitiendo sin cesar: “Las minas de Nemrod, las minas de Nemrod...”..
Santa y yo seguimos al reno hasta la siguiente pieza; donde, al iluminarse, abrí la boca de par en par y lloré de... alegría.
- Pepe, ¡son todas para ti!
No eran diamantes. ¡Era algo mucho mejor!... Miles, millones de botellas llenas de cerveza tapizaban los muros de mi salón hasta el infinito. Reí, canté, abracé a Santa y al reno, me volví creyente; pues solo un ser superior podría haber realizado un prodigio semejante. Había encontrado por fin una misión a la que dedicar mi vida entera. Sin más dilación, abrí la primera botella, y, cuando me disponía a dar el primer trago, apareció Jimmy para decirme:
Pepe, vamos a cerrar.
No, son mías, sólo mías – respondí.
Son las seis de la mañana -insistió-. Vete a casa a dormirla.
Juanito me tomó del brazo y me subió a su coche. Durante el recorrido le comenté que habíamos estado con Santa Claus y que nos había regalado muchos diamantes a él y todas las cervezas del mundo a mí. Entre risas, me recordó que el domingo siguiente salíamos de viaje hacia Israel para investigar la supuesta tumba del último Mesías. Le respondí que estaría preparado, pero antes nos tomaríamos la última. La rechazó, aduciendo que:
Pepe, te has bebido una veintena de “Mano Santa”.
¡Cojonudo!... ¿Y las chicas?... ¿Dónde están las chicas?
¿Qué chicas?
Las gemelas con que jugamos a los dardos.
¡Ja, ja!... ¡Menuda cogorza llevas!... Eran Jimmy y su hermano Marcial.
¡Han sido unas Navidades inolvidables!:... He volado en trineo, he conocido a Santa y ahora veré a Jesucristo...¡Dabuten!
Ho, ho, ho
CRÓNICA DE SOCIEDAD (urbi et orbi)
-El Ferrocarril Subterráneo fue una red de rutas y escondites secretos que se extendían por los estados nordistas de Estados Unidos hasta Canadá y que empleaban los esclavos huidos del Sur en busca de libertad y una vida digna. Viajaban siempre de noche para esquivar a las patrullas y cazarrecompensas. Sin embargo, hubo una pareja que hizo lo contrario: Ellen Craft y su marido William viajaron de día y a plena luz desde su Georgia natal hasta Boston, pasando por Savannah, Baltimore y Richmond. Gracias a que ella era mestiza de blanco, su amo, y negra, su madre esclava, tenía la tez muy clara. Un atuendo adecuado y unas gafas de cristales oscuros completaron su disfraz de mujer blanca que viajaba con su esclavo por motivos de salud. En Boston les sorprendió la aprobación de la Ley de Esclavos Fugitivos que prohibía a los residentes de Estados libres cobijar o ayudar a esclavos huidos, por lo que se mudaron a Londres. Años más tarde, regresaron a Georgia; donde fundaron una granja-escuela para educar a esclavos liberados, una vez que se derogó la ley estatal que prohibía enseñar a leer y escribir a los estos (para que no pudieran adquirir propiedades o votar entre otras consecuencias).
- La ciudad egipcia de Menfis (Ineb-Hedi, el Muro Blanco, para sus habitantes) toma su nombre del apelativo griego de la pirámide del faraón Pepi I llamada Men-Nefer en la necrópolis de Saqqara.
- El faraón Kender, de la XIIIª dinastía, mandó erigir una pirámide en la necrópolis de Saqqara, dotada con un sofisticado sistema de cerramiento de su cámara funeraria mediante la evacuación de arena.
- El buey Apis, representación del dios egipcio Ptah, creador del mundo, constructor, inventor de la albañilería y sanador universal, poseía en vida una residencia especial y un harén de vacas cual sultán otomano. A su muerte, era enterrado en un gran ataúd de granito, junto al que había una capilla para que sus devotos pudieran rezarle, en el Serapeon de Saqqara.
- La localidad coruñesa de Noia (Noya) recibe su nombre, según una tradición muy discutida, de la mujer de Tubal, nieto de Noé, llamada Noelia; nombre que no aparece en la Biblia. Su escudo recuerda la gesta del Arca de Noé. Según el sacerdote caldeo Beroso, el citado Tubal fundó un linaje que, casualmente, termina en nuestros Reyes Católicos. Esta afirmación la encontró el dominico Annio de Viterbo, mientras trabajaba para Alejandro VI, el Papa Borgia. En el ya citado documento el cronista también indica que existió en Hispania una ciudad llamada Roma, palabra derivada del griego rhome, valentía; de donde el religioso infiere que la comentada Roma no era otra que Valencia, patria chica de su señor y pontífice. Luego nos escandalizamos, porque los nacionalistas actuales adaptan la historia a su gusto.
FRASE DEL DÍA (sea el que sea)
"El gobierno debe desterrar de los establecimientos políticos hasta la sombra de la iniquidad".- (Gaspar Melchor de Jovellanos).
CONTRAPORTADA