<<EL NUEVO CHAFARDERO INDOMABLE
NÚMERO 7 ANNO I>>
PRIMERA PLANA
Es muy plausible que las autoridades se preocupen más por la salud de la economía que de la de sus conciudadanos. Esta debe ser la razón que las lleva a considerar caros algunos medicamentos que curan o mejoran enfermedades “inocuas” -parece que todas las dolencias graves, como el Ébola, o necesitadas de tratamientos largos y costosos para las arcas públicas resultan inofensivas, mientras las padezcan otros, para los responsables políticos- o algunos fármacos oncológicos. Parece que el control del déficit está por encima de la vida. Seguramente, nuestros socios europeos aprecian más las carteras que las personas
Los afectados por la hepatitis C llevan encerrados varias semanas en un hospital público, reclamando al gobierno el suministro de la medicación paliativa para su enfermedad; aunque parece que el ejecutivo desoye sus justas reclamaciones y sólo piensa en el elevado coste del medicamento (que debe descuadrar sus magníficos balances). Entretanto, algunos enfermos ya han fallecido o han entrado en una fase irreversible de la enfermedad. Resulta difícil comprender algunos comportamientos gubernamentales que parecen transmitir un mensaje de desprecio o profundo desinterés hacia sus gobernados. Parece que una nación no es tanto la suma de sus habitantes como el mantenimiento de sus haciendas.
También resulta plausible que, por la razón ya señalada, el ejecutivo lleve tres años disminuyendo su aportación a la mutualidad de sus funcionarios y, como consecuencia, los hospitales públicos que los atienden, ante el desequilibrio entre el aumento constante del precio de sus servicios y la cantidad fija que reciben por ellos de dicha mutualidad a través de diferentes aseguradoras, hayan decidido reducir su oferta a una cobertura básica -medicina interna, pediatría y cirugía ginecológica, es decir, partos- para este sector de población desde este mismo año; por lo que deberán pagarse todo lo demás: las consultas, los ingresos y y las intervenciones quirúrgicas.
¿Se tratará de un nuevo método para evitar el envejecimiento de la población?
¿QUÉ SUCEDIÓ EN ESTOS DÍAS?
- En vísperas de su viaje a Oslo para recibir el Premio Nobel de la Paz, el FBI intentó convencer a Martín Luther King para que se suicidara.
- Un alto cargo de Hacienda incluye en su currículo una cátedra que no existe en la universidad que cita.
- El director de una secta cristiana que “cura gays” se casa con su compañero sentimental.
- El alcalde de Segovia afirma que “declarará su territorio independiente alemán” tras la drástica reducción de su presupuesto por la Junta de Castilla-León.
- Un alcalde prohíbe una ofrenda floral el Primero de Mayo a los trabajadores fallecidos, porque “perturba la tranquilidad de los muertos”.
- El exconsejero delegado de Iberia recibe una indemnización de 3’6 millones de euros, 500 días por año trabajado, tras cuatro años en el cargo y despedir a numerosos empleados.
- Varias personas llegaron a tatuarse en las nalgas el rostro de David Hasselhoff, protagonista de “Vigilantes de la playa” y “El coche fantástico”.
LITERALIA
Extracto de “La tela de araña”, novela escrita entre 1984 y 1986 por Miguel Atienza, autor madrileño.
“Una casa debería ser un lugar de reunión para los afines, para todos aquellos -tú, yo, protagonistas y espectadores- que aman el amor, que aman por amar, que se buscan por necesidad y afecto, por admiración y penuria, en tiempos de premura y artificios, en tiempos de vejaciones y simonías generalizadas. Debería ser ese rincón acogedor y personal en el que gozamos nuestros anhelos y nuestros fracasos, nuestros amores y nuestros odios, nuestras razones y nuestras dudas; en el que liberamos definitivamente nuestros miedos, nuestros prejuicios, nuestras insuficiencias. Sí, querida, una casa debería exteriorizar, como muy bien dijiste, el interior de sus habitantes, de sus huéspedes; y, a la vez -¿comprendes que también aquí estamos rodeados de medios, de hermosura, de milagros?-, dotarles de un aire inherente que los caracterice y defina. Mas, en nuestros días, siempre, la vivienda se constituye en cárcel y refugio de nuestras penas, de nuestras soledades, de nuestros aislamientos. Comprendo y admito que ambos necesitamos nuestra compañía, disfrutar de una tarde soleada sentados en la ventana con la música de la orquesta formada por nuestros grandes ídolos y un vaso de cerveza bien fría; mientras asistimos, maravillados, al desarrollo de la vida en las calles cercanas, en la plazuela que, abierta y sensual, se ofrece a nuestras miradas. Sin embargo, también acepto el segundo y contradictorio aspecto de dicha compañía: sumirnos en la impotencia cuando no podemos contactar con nuestros seres más queridos; porque la distancia o las vidas nos lo impiden; porque los destinos no coinciden siempre, no se complementan siempre. ¡Triste, querida! ¡Triste, querida, que el amor, necesario y volátil, no sacie definitivamente nuestra sed! Entonces, la casa disminuye, oprime, sujeta. Entonces, las palabras, los gestos -tan definitorios- carecen de importancia. Entonces, las calles aparecen muertas, inexpresivas, ridículas. Sí, querida, la casa -mía, tuya, de todos- debería ser el ara de nuestras alegrías y placeres, de nuestros éxtasis y felicidades. Sin embargo, cuán a menudo nos debatimos entre voces altisonantes, ambientes cargados, músicas inadecuadas, muecas amenazantes, y nos refugiamos en viejos y entrañables cafés de nuestra ciudad, esa misma ciudad déspota y cruel, paciente y apasionada, que nos defiende y nos inquieta, que nos degrada y asesina. Aunque ahora pienso en ti como ilustre representante de la ciudad; a pesar de cuánto me atas y cuánto te debo. «Una casa viene al mundo, no cuando la acaban de edificar, sino cuando empiezan a habitarla. Una casa vive de hombres, como las tumbas», escribió un poeta andino tristemente muerto en París. Añadiría, sovoz, que ciertas casas y ciertos huéspedes marcan ciertas vidas de forma irreversible. «EMBRACEABLE YOU». Charlie Parker, Cortázar. Un nuevo exorcismo. La casa se viste de calma y sensibilidad. Imagino tu silueta tendida en el diván, vestido negro y foulard rosa, siempre ideal. Podría pasarme la vida entera en tal estado. Podría pasarme la vida entera contemplando tu indolente dejadez. Relajada, estable, llena. Y yo, silencioso y atento, agradeciendo tu nueva imagen, tu nuevo descubrimiento, tu nueva obra maestra. La casa y tú..., una balanza equilibrada. ¿Comprendes que nuestra realidad se diferencia, antagónica, de la realidad, cerrada a los sueños y a las esperanzas? Nosotros -juntos y separados- somos la casa, el hogar, la realidad, el sentimiento, la aventura, la fuente original. Nosotros somos el alfa y el omega, la razón y la duda, el juicio y la sentencia, la calidad y la locura. Entonces, ¿por qué tanto desatino, tanta premura, tanto despropósito? Entiéndelo, la casa te recuerda, te extraña, te recrea . La casa me recuerda, me extraña, me recrea. La casa y yo..., una víctima más del laberinto, un ave fénix atrapado en la tela de araña. No obstante, ¿hablo de la misma casa, del mismo vacío, de la misma inanición? Cuando me rememoras, me añoras, me hablas, ¿a quién rememoras, añoras, hablas? ¿Estamos condenados a usar las mismas palabras con matices encontrados? La casa, ¿la has construido alguna vez? ¿Has visitado todas y cada una de sus estancias? ¿Me has reconocido entre sus enseres? Una casa debería ser un lugar de reunión, de celebración, de festividad, de homenaje y agasajo, de luz y sonrisa, de gestación y nacimiento. Por contra, nunca debería ser escenario para los escándalos y los sufrimientos, para los crímenes y las desdichas. Una casa..., un nexo, un motivo, una excusa. Querida..., un ser vivo, una lucha por mejorar y aprender. Una casa debería ser...
CRÓNICAS DE SOCIEDAD (urbi et orbi)
(Extraídas de “Vida y fugas de Fanto Fantini”, del glorioso Álvaro Cunqueiro, lectura obligada para cualquiera que se precie).
- La llamada “horca ginebrina” tenía triple poste con tablado o sin tablado con escalera de mano. El verdugo se abrazaba a la cintura del condenado y se dejaba caer con él. Le auxiliaba “Il lazzuó” o “el cariñoso”.
- La policía secreta de Venecia tenía unos agentes especiales, llamados “ecos”, dedicados a las escuchas y reproducción de lo oído ante sus superiores.
- En el Bajo Imperio Romano, el espatario -el que lleva la espada- era tanto un guardia al servicio de un gran señor como del emperador, en cuyo caso estaba integrado en los cubilarios. Apareció por primera vez en la corte de Teodosio II y eran eunucos. Más tarde, se convirtió en título honorífico hasta desaparecer hacia 1075.
- El argumento de “Otelo”, de Shakespeare, procede de las “Hecatommihi” de Giraldi Cinthio.
- Uno de los avaros toscanos más conocidos, Braccioforte dal Piccino, puso en polvo todo el oro de la familia para que no cayese en manos de ningún heredero. Cuatro veces al día ingería una ración de oro con leche de cabra. Gracias a un compuesto que le fabricó messer Isaac de Siena no devolvía la ingesta, que se acumulaba en las paredes de su estómago en forma de escamas aúreas. Falleció de repente tras la última dosis dorada. Su primo, Montefosco de Malapedda, tuerto y zurdo, contrató a un esquilador para que le abriese en canal y raspara las paredes estomacales. Una vez fundido el oro, obtuvo siete lingotes que guardó a buen recaudo.
FRASEOLOGÍA
- Ten cuidado con lo que deseas en la juventud, porque lo conseguirás en la edad madura.- (Goethe).
- El coraje no es más que la capacidad de saber convivir con los temores.- (“Alfabetos”, Claudio Magris).
- La cama es una silla para todo el cuerpo.- (“Cortázar de la a a la z”, Julio).
- En esta vida la primera obligación es ser totalmente artificial. La segunda todavía nadie la ha encontrado,. (Oscar Wilde).
- Aceptaban lo ya visto por otros, se imaginaban que estaban viendo.- (J. Cortázar)
- Persigue lo imposible.- (Henry Miller).
CONTRAPORTADA
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