<<El gobierno siempre es responsable de lo que sucede, y no sucede, en su país.
Por tanto, es responsable de que el negocio no predomine sobre el derecho constitucional a una vivienda digna y asequible con los salarios existentes.
Es responsable de evitar que matones pagados por los dueños de las viviendas y los fondos buitre que compran edificios enteros para echar a sus habitantes, sea cual sea su condición o estado de salud, para alquilarlos o venderlos más caros y obtener un beneficio mayor a su inversión, amenacen y extorsionen a los inquilinos para que abandonen sus viviendas, versión moderna de los pistoleros que la patronal, siempre tan patriótica, pagaba para reventar huelgas y achantar sindicalistas a finales del siglo XIX y principios del XX.
Es responsable de que poderes inferiores incumplan leyes estatales y vendan vivienda pública a entidades privadas por mera especulación que perjudican al ciudadano.
Es responsable de permitir la legalización de organizaciones que defienden medidas reaccionarias que perjudican a más ciudadanos de los que benefician y reciban fondos públicos con los que financian medios y voceras que propagan bulos contra dicho gobierno y presentan denuncias contra el mismo basadas en dichos bulos. En otros casos, utilizan voluntarios, simpatizantes y agitadores profesionales para generar odio, polarización e inestabilidad social con la única finalidad de cambiar al gobierno por otro más próximo a su ideología e intereses.
Es responsable, desde luego, de todos los casos delictivos que se producen en su seno y en el partido político que lo sustenta por no activar o crear mecanismos que los impidan. Las disculpas posteriores no mitigan el daño hecho, lo que no implica que dicha responsabilidad sea penal, sino política.
Es responsable de mejorar constantemente la vida de todos y cada uno de los ciudadanos del país, sea cual sea su origen, raza, religión, ideología o nivel económico, siempre que actúen dentro del marco legal vigente. Por tanto, es responsable de que los buenos resultados macroeconómicos se trasformen en mejoras reales y efectivas en la microeconomía de cada individuo.
Es responsable de que cada ciudadano-a reciba un salario justo y digno, suficiente para organizar su vida, solo o en familia, hacia una existencia plena y provechosa en la que pueda desarrollar todos sus talentos, aficiones y posibilidades. Trabajar para vivir y no al revés.
Es responsable de crear, financiar y publicitar una oferta cultural amplia y variada que abarque todos los intereses y gustos ciudadanos (y no solo los que prefiera al gobierno de turno), de fomentar el trabajo de creadores e intérpretes mediante becas, préstamos sin interés y la creación de una red de instituciones públicas en las que puedan desarrollar y perfeccionar su arte alejados de penurias económicas y abusos empresariales. Un país culto y satisfecho es más gobernable.
Es responsable de que haya una sanidad gratuita universal que ningún otro poder pueda amenazar, socavar o privatizar por mero lucro, así como una educación laica, pública y gratuita que fomente la igualdad, las inquietudes y cualidades intrínsecas de los alumnos, en vez de contentarse con una mediocridad media apta para trabajar. Un empleado que desarrolla plenamente su vocación trabaja más y mejor y su labor redunda en el beneficio general.
Es responsable de que continúen las agresiones y muertes de cualquier género, de permitir que agrupaciones políticas legales desprecien o ninguneen dicha violencia y nieguen reconocimiento y ayudas a sus víctimas desde sus tribunas de poder, por lo que debe implementar mecanismos eficaces que castiguen con rigor y presteza la barbarie y el abuso, el odio y la sinrazón, así como a todos aquellos-as que la fomenten con su silencio o indiferencia.
Un gobierno, sea cual sea su color político, debe perseguir un objetivo primordial: mejorar las condiciones de vida ciudadana, asegurando una existencia plena, satisfactoria y agradable, mediante trabajos estables y bien remunerados, un ocio lúdico, instructivo y pacífico, y la erradicación de delitos y delincuentes, de todos aquellos, sean quienes sean, que trabajen contra este fin.
Entretanto, vive y deja vivir>> dijo Alicia en el País de las Maravillas.
PALABRAS DE AMOR
El silencio de la noche... a las cuatro de la madrugada, resultaba opresivo, mientras me vestía.
Hoy, por fin, ejecutaría el plan que llevaba tantos meses preparando.
Cuando salí a la calle, no me crucé con nadie.
Hacía mucho calor a finales de junio.
Vestido de negro riguroso, guantes, sombrero de lana y mochila incluidos, caminé hacia el domicilio de Adriana.
Para amortiguar mis pasos y no romper el perfecto silencio que me rodeaba, calzaba unas zapatillas deportivas.
Antes de proseguir, quiero aclarar que lo hago todo por amor hacia ella, la mujer de otro, la mujer que me ha robado el corazón y el sentido.
Cuando llegué a su edificio, extraje una cuerda del macuto, até un extremo a un árbol y el otro, a mi cintura, y escalé por la fachada. Luego, entré en su balcón. Me rodeaba la oscuridad más absoluta. Las luces de la calle quedaban a mi espalda.
Rompí el cristal de su habitación con una punta de diamante, introduje una mano por el orificio resultante y abrí la ventana. Adriana, la gran actriz, dormía plácidamente. Su respiración era tranquila. Su marido, mi amigo Nicanor Lanuza, descansaba a su lado.
Saqué una pistola de la mochila, la acoplé un silenciador y le disparé entre los ojos. Mi querido amigo entró en el sueño eterno sin un quejido. Siempre tuve la mejor opinión sobre él.
Después, abandoné la alcoba, descendí con el mismo método hasta la calle y regresé a mi domicilio sin cruzarme con nadie. Una vez en mi casa, introduje el cadáver de mi esposa en una bolsa grande de basura, la cargué sobre mis hombros, descendí en el ascensor y la deposité en el maletero del coche. Conduje hasta un parque público que le gustaba mucho. Cavé un agujero profundo bajo un pino y la metí en él. Después, lo rellené y aplané a conciencia. Añadí por encima tierra de los alrededores para que pasase más desapercibido, tardasen más en descubrirla y pudiéramos salir del país. Adriana comenzaba una gira internacional y me había contratado como asistente personal. Camino del coche, descubrí a otra persona cavando bajo otro pino.
Regresé a mi domicilio, me desvestí, duché y acosté.
Me despertó Adriana a media mañana para darme las gracias, decirme que por fin era libre y que me esperaba esa noche, todas las noches.
Cuando llegué a su casa, me recibió con un abrazo y un beso apasionado. Vestida de luto riguroso, derramó varias lágrimas que mojaron nuestros labios. Sin duda era una gran artista. Cenamos cogidos de la mano, mientras nos mirábamos con ternura. En la terraza de su cocina, descubrí un pico y una pala con restos de tierra.
En el silencio de la noche..., solo resonaban nuestras palabras de amor.
(Michaelus Titrthya)
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