sábado, 29 de agosto de 2020

Chafardero 116

 <<EL NUEVO CHAFARDERO INDOMABLE>>

NÚMERO 116   ANNO VI



PRIMERA PLANA

PRIMERA PARADOJA: El mismo Tribunal de Cuentas que exoneró a la exalcaldesa popular Ana Botella por la venta de vivienda pública a un fondo buitre, afirma ahora que sospecha financiación ilegal en la campaña electoral de 2019 de Podemos. 

SEGUNDA PARADOJA: Esta primavera, cuando los contagios, ingresados y fallecidos por coronavirus alcanzaban sus cifras más elevadas, el gobierno central estableció un mando único sanitario para coordinar las medidas contra la pandemia. La presidenta madrileña protestó airadamente esta decisión al considerar que anulaba sus competencias sanitarias. Ahora, cuando los contagios vuelven a números preocupantes, la misma dirigente popular exige al gobierno central un mando único para atajar los contagios tras acusarle de "dejación de funciones", aunque suponga anular sus competencias sanitarias.

TERCERA PARADOJA: El gobierno autonómico madrileño recomienda a los ciudadanos que permanezcan en  sus casas y restrinjan las reuniones familiares para reducir los contagios y prohíbe las visitas en el hospital de Alcalá. Sin embargo, permitirá (cuando se escribe esta crónica) la celebración de una corrida de toros con público en la misma ciudad el próximo día 28 del corriente, pues, según defiende su partido, los astados son un Bien Cultural Inmaterial.

CUARTA PARADOJA: Las Comunidades Autónomas aconsejan reducir los contactos a un máximo de diez personas y mantener la distancia de seguridad en todo momento, mientras pretenden que las aulas acojan cuarenta niños en el próximo curso escolar.

QUINTA PARADOJA: La ley prohíbe el proxenetismo, pero permite que "hosteleros" alquilen habitaciones a mujeres para ejercer la prostitución.

SEXTA PARADOJA: Tras presentar su moción de censura, Vox aseguró que su candidato a la presidencia sería una persona de reconocido prestigio distinta a su líder supremo, Santi Abascal. Meses después desvelan el nombre de dicho candidato:  Santi Abascal.

SÉPTIMA PARADOJA: El Partido Innombrable se ha mostrado siempre muy preocupado "por el bien de todos los españoles",  pero ha criticado y rechazado todas las medidas adoptadas por el gobierno central sin presentar ninguna que las mejore.

OCTAVA PARADOJA  Diferentes miembros del gobierno autonómico capitalino critican el peligro que representa la entrada de turistas por el aeropuerto de Barajas, dependiente del gobierno central, sin hacerles test para detectar el coronavirus; citando incluso a intelectuales de la talla de Belén Esteban para reforzar sus argumentos. Sin embargo, defiende la masificación de viajeros en el metro de la capital, dependiente de ellos, debido a la larga espera entre convoyes, aduciendo que "el metro se rige por el grado de ocupación, y no por la distancia de seguridad". 

NOVENA PARADOJA: Mientras el Tribunal de Cuentas destapa la "absoluta falta de control e irregularidades como amaños, duplicidades y sobrecostes que podrían constituir delito" en las contrataciones del Imserso entre los años 2013-2018, durante el mandato del gran Rajoy, con "empresas que no podían presentarse a los concursos públicos de dicho organismo, pero terminaban realizando los trabajos por subcontratación o contratos a dedo a la misma empresa, y la participación de técnicos externos a la entidad sin contrato alguno", este partido sigue presumiendo de gestión en los territorios que gobierna y ha gobernado.

DÉCIMA PARADOJA: Todos los responsables políticos patrios -autonómicos y centrales- dicen estar preocupados por los rebrotes y la vuelta al colegio, pero ninguno quiere adoptar medidas que  puedan frenar los primeros y garantizar la seguridad sanitaria en el segundo por si perjudican sus expectativas electorales.

Etc, etc, etc.




¿QUÉ SUCEDIÓ EN ESTOS DÍAS?

- El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, sube a sus hombros a un enano, creyendo que era un niño.

- En 1958, estaba prohibido que se casaran las auxiliares de vuelo.

- Un juez rechaza el uso obligatorio de mascarillas en Alcázar de san Juan. En el resto de la provincia, parece seguir permitido.

- El diario "EL MUNDO" publica un artículo sobre Millán Astray, al que considera "ni un monstruo sanguinario ni enemigo de la inteligencia". Tras recibir numerosas críticas, lo cambia por "tullido, exaltado y kamikaze a plazos".

- Vox afirma que Joe Biden (candidato demócrata a la Casa Blanca) es "el candidato de Podemos, Otegi y los pederastas".

- La Berlinale tendrá un premio neutro a la mejor interpretación sin distinguir entre actores y actrices.

- Dos  turistas fingen ser perros para justificar la ausencia de mascarillas.

- Cruz Roja prueba el primer salvavidas con control remoto del mundo.

- La novela "Diez negritos" de Agata Crhistie pasará llamarse "Eran diez" por considerarlo racista.

- Despedido el director de un colegio sólo para varones vinculado al Opus Dei por favorecer la admisión de alumnas.

- Está a punto de ser embalsamado y... ¡abre los ojos!



LITERALIA


SOLDADITOS DE PLOMO



Como todas las tardes desde hacía treinta años, el brigada Galíndez abrió la puerta de su balcón, se situó en el centro, examinó detalladamente su uniforme de gala, sus numerosas medallas e insignias de cursos realizados y el brillo fulgurante de su sable. Rondaba los sesenta años. En posición de firmes, mirada al infinito, gesto marcial, esperaba la llegada de los soldados del cercano cuartel donde servía para que le saludaran como correspondía a su doble condición de superior jerárquico y alcalde de la localidad. El brigada Galíndez era, se consideraba, un ejemplo para sus subordinados y sus vecinos; aunque era el único que defendía esa opinión.

A las cinco en punto, con el sol sobre el cerro donde estaba el regimiento, el bravo brigada Galíndez, responsable de varios oficinistas, esperaba, altivo y severo, el paso de los voluntarios forzosos, como los definió con acierto el capitán de la Plana Mayor, para devolver al acuartelamiento a todos aquellos que ignorasen el saludo reglamentario o se comportasen inadecuadamente (según su parecer) con la orden de presentarse ante el Oficial de Guardia para que los arrestase quince días en la Prevención.

El brigada Galíndez estaba orgulloso de su puntualidad británica -consideraba Gran Bretaña una nación modélica; a diferencia de la que había tenido la desgracia de nacer- y de su estricto y fiel -sin rechistar ni pensar- acatamiento de cuánta orden recibiese o formulase, así como de la necesaria firmeza en el trato con esa chusma que les enviaban cada tres meses para convertirla en auténticos hombres fieles servidores de la patria.

Estaba casado con doña Agripina, natural de Valladolid, mujer callada y anodina (según él), que pasaba las tardes jugando a las cartas y cotilleando (según él) en una especie de club femenino (según él) en casa de su vecina Dolors. En realidad, era una liga feminista (o lo que podía entenderse como tal en aquellos tiempos) en la que varias señoras casadas y respetables (por casadas) jugaban al ajedrez, cantaban tonadas revolucionarias, y leían panfletos prohibidos por el Régimen que conseguían a través del Jordi, hijo mayor de la citada Dolors, relacionado con círculos independentistas.

El brigada Galíndez no tenía hijos -ni los tendría, dada su edad-, lo que le llenaba de gran fustración y favorecía las actividades de su esposa. Un hombre sin descendencia era poco menos que un inválido. En su hogar, los papeles de ambos cónyuges estaban muy definidos, tal y como señalaban los sacrosantos valores tradicionales de una familia cristiana.

Su existencia se desarrollaba reglamentaria y plácida. Nada hacía presagiar sobresaltos o ascensos. Había conseguido la estabilidad gracias a su tesón y eficiencia; cualidades que le habían permitido comprar un utilitario nuevo tras sólo un mes controlando la cocina del cuartel.

El último día de ese trimestre el brigada Galíndez no pudo salir al balcón para recibir los saludos de los soldados que bajaban al pueblo para beber hasta la embriaguez, algunos; vacilar a las mujeres, casi todos, o proseguir a distancia sus estudios universitarios, los menos. Doña Agripina pasaba el tiempo con sus vecinas planeando un homenaje a Rosa Luxemburgo. Cuando regresó a su domicilio, caída la noche, se extrañó por la ausencia de su marido -¡Habrá ido por tabaco!, pensó-; pero continuó con su rutina habitual.

A la mañana siguiente, se sorprendió al no verle en la cama ni en ninguna otra parte de la vivienda. Decidió telefonear al cuartel, donde le confirmaron su ausencia. Comenzó a preocuparse seriamente, pues su marido era hombre de costumbres muy fijas incapaz de pegársela con otra (le faltaba imaginación). Prefería humillar a esos pobres soldaditos obligados a dejar sus pueblos y ciudades para cumplir el servicio militar.

El brigada Galíndez estuvo desaparecido una semana. Doña Agripina aprendió, entretanto, el mate pastor y la apertura siciliana, la vida del matrimonio Rosenberg y a elaborar buñuelos de crema. Su casa nunca había sido tan... acogedora. El coronel del regimiento había ordenado buscar sin descanso al suboficial y la Guardia Civil peinó ambas orillas del río que discurría a las afueras del pueblo sin encontrar rastro alguno.

Cuando el brigada Galindez se apeó del vehículo de la benemérita en la puerta de su domicilio, su señora leía la “Autobiografía de Federico Sánchez”, del “rojazo”, según su marido, Jorge Semprún. en casa de su vecina Dolors. Sucio, empapado, hambriento, ofendidísimo, el brigada llamó a gritos a doña Agripina; pero le respondió el silencio. Abrió la puerta con la llave que escondían bajo el felpudo. Su cabreo fue aumentando al descubrir que, debido a la estricta compartimentación de las tareas domésticas, no sabía encender el calentador del agua, ni dónde estaba su ropa limpia, ni qué toalla usar tras la ducha. Eran tareas propias de mujeres, de su mujer, y un hombre nunca debía rebajarse a ellas. Salió al balcón para gritar su nombre. Ladraron dos perros.

Alrededor de las ocho de la tarde, enamorada del señor Semprún, regresó dona Agripina para hacer la cena. Encontró a su marido, sentado en una silla del comedor, gruñendo sovoz, con los puños crispados y los ojos enrojecidos. Con naturalidad, le preguntó:

  • ¿Dónde has estado tantos días? Comenzaba a preocuparme.

  • ¿Qué dónde he estado?.... Como agarre a los canallas que me han secuestrado, los paso por las armas.

  • ¿Secuestrado? - preguntó, incrédula, la mujer.

  • ¡Siiiií!....Unos malnacidos, aprovechando la noche, me golpearon en la cabeza a la salida del estanco, me metieron en un saco (información que le proporcionó la benemérita tras rescatarlo), y, luego, lo ataron a un puente sobre el río -podía escuchar sus turbulentas aguas resonar debajo de mi- y me dejaron allí. .. ¡Cabronazos! - explotó el brigada Galíndez.

  • ¡Mi pobre Argimiro!

  • Grité, pedí auxilio durante mucho tiempo, pero no me escuchó nadie o se hicieron los sordos. Entonces, intenté escapar de mi encierro, balanceándome para romper la cuerda; lo que conseguí tras arduos esfuerzos, pero un caballero español no se rinde nunca. Caí a las frías aguas del río, por el que bajé, chocando con piedras y peñascos, hasta que me paró la presa .. ¡Cabronazos, criminales, malnacidos!

  • ¿Llegaste hasta la presa? - preguntó, sorprendida, su esposa.

  • ¡Siiiií!... A cien kilómetros de aquí... No vuelvo a bañarme nunca más.

  • ¡Pobrecito!

  • ¿Imaginas lo que me hubiera ocurrido, si llego a pasar por sus turbinas?

  • Sí, que cobraría una pensión de viudedad – respondió con candidez doña Agripina.

  • ¡Un poco de caridad cristiana, mujer, un poco de caridad! - exclamó el brigada Galíndez.

Al día siguiente, entró al cuartel entre los aplausos de sus compañeros de armas y el recelo de sus subordinados, conocedores de su carácter vengativo. No se equivocaban: los tuvo corriendo todas las mañanas de esa semana en pantalón corto y camiseta de tirantes bajo copiosas nevadas.

Nunca se descubrió la identidad de sus agresores, pero, si el brigada Galíndez hubiera reflexionado unos momentos (aunque no lo contemplase el reglamento militar), habría recordado que el último día de cada trimestre se licenciaba un remplazo de soldaditos de plomo, como los llamaba cariñosamente el coronel del regimiento, y...


OLDIES

La maravillosa Orquesta Mondragón, con los grandes Javier Gurruchaga y Popocho al frente, siempre ha sido una rara avis en la música patria, más proclive al folclorismo y las baladas lacrimógenas; aunque nunca olvidamos a muchos -y grandes- roqueros del país. Divertida, histriónica, excesiva e irreverente, como debe ser, el combo de Javier Gurruchaga siempre nos alegrará la vida. Hemos evolucionado tanto que ahora serían "políticamente incorrectos".

Caperucita Feroz: https://www.youtube.com/watch?v=ife23FDNxow

Viaje con nosotros: https://www.youtube.com/watch?v=-dMvBYftyds

I wanna dance:  

https://www.youtube.com/watch?= XBOa_Xf5uTw&list=PLDnFwVFCFAXCqEGyd1MNQ_yG2NXJbwSnK&index=40



CRÓNICA DE SOCIEDAD (urbi et orbi)

- (Nueva entrega de la Taxa Camarae)

        - El delito de contrabando y defraudación de los derechos del príncipe costará 87 libreas, 3                     dineros.

        - La ciudad que, quisiera alcanzar para sus habitantes o bien para sus sacerdotes, frailes o monjas,

            licencia para comer carne y lacticinios en las épocas en que está prohibido, pagará 781 libras, 10             sueldos.

        - El monasterio que quisiere varias de regla y vivir con menos abstinencia que la que le estaba                 prescrita, pagara 148 libras, 8 sueldos.

        - La licencia para poner puestos de venta de varios géneros bajo el pórtico de las iglesias será                 concedida mediante el pago de 45 libras, 19 sueldos, 3 dineros.

        - El fraile que, por su mejor conveniencia o gusto, quisiere pasar la vida en una ermita con una                 mujer, entregará al tesoro pontificio 45 libras, 19 sueldos.

- El año 472 a.C, la peste asoló la ciudad de Roma. Los sacerdotes consideraron que la causante fue la vestal Urbinia por perder la virginidad, pues la enfermedad atacó especialmente a las mujeres embarazadas. Tras ser sometida a juicio, la epidemia terminó.

- Los naufragadores eran un tipo de piratas que encendían hogueras en la costa para confundir a los marineros de los barcos, que las creían avisos de puertos seguros; por lo que dirigían sus embarcaciones hacia ellas y encallaban en los escollos, lo que facilitaba el ataque pirata y el consiguiente saqueo de la nave.

- El veneciano Ponte delle Tette (Puente de las Tetas) es famoso por el hecho de que, durante el siglo XV, las prostitutas mostraban los senos a los hombres de la ciudad  desde él para combatir una execrable moda venida de Oriente: la sodomía.

-Il gobbo di Rialto (El jorobado del Rialto), estatua veneciana construida en el siglo XVI. 


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FRASE DEL DÍA (sea el que sea)


"¿Dónde puede refugiarse un hombre que piensa de verdad, en este mundo presuntamente real, si no se defiende de la estupidez mediante el ejercicio constante del equívoco?".

("Balthazar", Cuarteto de Alejandría, Lawrence Durrell).


CONTRAPORTADA



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