domingo, 3 de septiembre de 2023

Candil 1





<<El Candil>>

ANNO I    NÚMERO I 

 






PRIMERA CLARIDAD

Hay muchos tipos de cobardía -ninguna buena-, pero tal vez el peor sea el representado por macarras como Luisito Rubiales. Consiste en abusar de una posición de poder y pronunciar discursos grandilocuentes, vacíos y amenazadores ante una caterva de agradecidos, obedientes y pusilánimes súbditos, defendiéndose de las acusaciones por agresión sexual a la  jugadora Jenny Hermoso durante la entrega de medallas en el reciente Mundial de fútbol femenino que ganó junto a sus compañeras. Entre los asistentes estaban las tres hijas adolescentes del citado Rubiales, presidente de la Federación de fútbol como todos sabemos. Si toman a su progenitor como modelo masculino, es probable que acaben en manos de otros abusones como él que terminen maltratándolas. Es un comportamiento muy común -por desgracia- entre políticos, empresarios, directivos y gentes poderosas en general. Bien plantado con los pies en el suelo, presumiendo de hombría -que no tiene nada que ver con el sexo-, Luisito Rubiales debería haber pronunciado su flamígera perorata rodeado por todas las campeonas mundiales. Entonces, habríamos descubierto su verdadero poder, su auténtica humanidad, su cobardía fundamental. Por eso no lo hizo ni lo hará jamás.

Resulta curioso que Luisito Rubiales solo haya besado en la boca a "la señora Hermoso" -como la ha llamado la Federación en un comunicado laudatorio con su presidente y acusador con la jugadora- y no a las veintidós futbolistas restantes. En su defensa, Luisito alega que fue un "pikito" (término macarra donde los haya) -si era inocente total, ¿por qué intentó convencer, incluso con amenazas, a la jugadora en el avión de regreso del Mundial para que sacarán un comunicado conjunto que aclarase lo sucedido durante la entrega de medallas? Como ella se negó, pasó de heroína y víctima a villana- consentido y fruto de un momento de euforia tras el sorprendente triunfo en el reciente Mundial femenino. ¿No sentía euforia al abrazar a las demás jugadoras? ¿Había algo más que euforia en la cabeza -que no cerebro- de Luisito, cuando besó a "la señora Hermoso"?. ¿Y cómo justifica Luisito Rubiales su toque de genitales en el palco presidencial rodeado de autoridades, media familia real entre ellas? ¿Euforia también o quizá grosería y zafiedad? ¿Tal vez estulticia y pésima educación, inaceptables en el representante de un país? Claro que estamos suponiendo que el señor presidente tiene algún tipo de educación y conciencia, aunque tal vez sea mucho suponer.

El cobarde que se siente culpable acusa a sus víctimas de provocarle, débil e indefenso el pobre, como si estuviese obligado a abusar de ella.

Otro grupo de cobardes son aquellos que, también aficionados, seguidores, simpatizantes o fanáticos del fútbol, aprovechan y aprovecharán el anonimato de la grada, la falsa seguridad del grupo, para insultar a "la señora Hermoso" y sus compañeras por ser mujeres, futbolistas -un deporte solo de machos-, acusar al gran presidente y atreverse a ganar un campeonato mundial; mientras que la selección masculina camina con más pena que gloria desde que ganó su mundial en 2010; pero, con la mediocridad de Luisito, vinieron la mediocridad de los seleccionadores y los jugadores elegidos para jugar. Muchos ciudadanos, pequeños hombres, siguen pensando que la mujer debe estar atada a la cama y con la pata quebrada. El miedo nunca ha sido buen consejero.

Un tercer grupo de cobardes muy numeroso lo integran los clubs de fútbol y los jugadores que aún no se han pronunciado sobre el asunto hasta la fecha y.... el que calla, otorga. Por lo visto, no quieren meterse en política. ¡Triste argumento!

Progresar también significa igualdad de condiciones y derechos, erradicación de dirigentes chulescos, machistas, sectarios y prepotentes como Luisito Rubiales; pues, al final, el progreso es inteligencia, valentía y educación; cualidades de que carece el pequeño Luisito.

Días después, en un giro propio de Berlanga, la madre de Luisito Rubiales se encierra en una  iglesia de Motril, lugar de vacaciones familiares, e inicia una huelga de hambre por "la injusta cacería que sufre su hijo querido". 

Peroa su pesar, ¡ganamos el Mundial! -Lo único importante y de lo que menos se habla. 



SEGUNDA CLARIDAD




- Anuncio en unas pompas fúnebres: 

ATENCIÓN PERMANENTE 




- Subcampeonas Mundiales de Gimnasia rítmica posan, arrodilladas, junto al presidente de la Generalitat valenciana, señor Mazón (que no había ganado nada).



- La Armada española gastará 1'8 millones de euros en un velero de regatas que podría usar el actual monarca.

- En Nebraska, hace unos días.





TERCERA CLARIDAD



  LA ILUSIÓN



Una mujer de avanzada edad entró a la tienda a media mañana. Vestía un traje chaqueta negro que había conocido mejores tiempos. Unos zapatos del mismo color con hebilla plateada, de moda muchos años atrás, un bolso marrón oscuro y un gracioso sombrerito de paja con flores sujeto con alfileres a un pequeño moño italiano completaban su atuendo. Tras dar los buenos días, se acercó hasta el mostrador. Un sesentón enjuto de cuidadas melena y perilla blancas, gafas multifocales y mirada inquisitiva la observaba tras él.

  • ¿Qué desea? - preguntó a la recién llegada.

  • Quiero empeñar esta joya familiar – respondió, mientras le mostraba un camafeo del que sobresalía un busto clásico.

  • ¡Ah, una joya interesante! - reconoció el prestamista.

  • Está llena de recuerdos e ilusiones... De ilusiones vivimos, pero casi todas terminan frustrándose – añadió la mujer.

  • ¿Por qué dice eso?

  • Era mi ilusión, mi deber, mantener este dije en la familia; pero ya no podré cumplirlos. Necesito empeñarlo para poder vivir hasta que cobre mi pensión de viudedad a final de mes. ¡Es mi última esperanza!

  • ¿No tiene hijos que puedan ayudarla hasta entonces? - se interesó el prestador.

  • Están casados y... yo soy muy mayor... ¿comprende?

  • Comprendo, señora, y... lo lamento – afirmó el dependiente.

  • Somos trastos viejos que sólo molestamos, salvo que nos necesiten para ocuparnos de los nietos.

  • ¡Es ley de vida! -comentó con cierta resignación el hombre-. ¿Cuánto pide por el camafeo?

  • ¡Quinientos euros!... Es de auténtico marfil. Se abre apretando sobre el busto.

El prestamista estudió la pieza con la ayuda de una pequeña lupa de relojero. Oprimió el relieve de la joya, que se abrió tal y como dijo la mujer, mostrando el retrato de una pareja joven que sonreía al fotógrafo.

  • Son mis padres recién casados -afirmó la mujer-. Estaban llenos de sueños e ilusiones. Luego, vinieron la guerra, la venganza y la represión... A mi padre se lo llevaron, porque el suyo estaba afiliado a la UGT y no lo encontraron cuando fueron a buscarle. Tenía veintiséis años y... no volvimos a verlo... Mi madre estaba embarazada de mi y mi hermano Juan tenía dos años... La obligaron a recorrer desnuda y rapada las calles del pueblo de sus abuelos donde nos habíamos refugiado... Logramos sobrevivir, porque nos acogió el tío Nicanor, un familiar lejano, en su casa -las viudas estaban mal vistas-. Aunque nunca se casaron, tuvo cuatro hijos con mi madre, que debió soportar sus abusos y humillaciones por miedo a que nos echara a la calle. A mi hermano y a mi nos trató con frialdad. Con diez u once años ya trabajábamos en sus tierras de cultivo, mientras mis hermanastros iban a la escuela o se quedaban en la casa. Mi madre murió tras el último parto y al tío le faltó el tiempo para largarnos a mi hermano y a mi; pues... no éramos nada suyo. Desamparados, mi hermano Juan entró como monaguillo del cura del pueblo a cambio de cama y comida y yo, a un convento de monjas que me tuvieron de criada hasta que conocí a mi futuro marido; con el que me trasladé a esta ciudad, donde él trabajaba en el ayuntamiento. Falleció hace seis años... En fin, penas y más penas... Yo quería ser maestra -con lo mal que trató el Régimen a los profesores- y mi hermano, abogado... Me casé muy joven, porque una mujer soltera provocaba maledicencia y murmullos a su alrededor; aunque mi marido y yo nos quisimos mucho. Juan se colocó en la Renfe como peón y se jubiló como maquinista. No se casó, porque tenía demasiado dolor dentro y no para transmitírselo a alguien.

  • ¡Cuántas desgracias!...¡Cuántas esperanzas destruidas por un odio irracional! - comentó el prestamista.

  • En fin..., ¿puede darme los quinientos euros que le he pedido?

  • No, señora. Trescientos como mucho, si quiero sacarle algún beneficio - respondió el hombre tras calcular que podría vender el camafeo por la cantidad que pedía la mujer.

  • No es suficiente... ¿Quiere devolvérmelo? Probaré en otro sitio... Quizá en el Monte de Piedad...

El prestamista volvió a estudiar el dije. Después, miró a la anciana, y dijo:

  • Vamos a hacer lo siguiente. Guarde el camafeo, y cumpla su ilusión de mantenerlo en su familia para que preserve vivos los recuerdos de sus seres queridos.

  • Pero... no podré comer.

  • A mi padre, un humilde gañán, lo mataron los falangistas -soy el decimoquinto hermano-, por ser el alcalde socialista del pueblo donde vivía y había nacido. Mi madre, mis hermanos y yo tuvimos que huir en plena noche con lo puesto para salvar la vida. No he vuelto allí desde entonces. Nos refugiamos en casa de un hermano de mi padre en la capital de provincia. Salimos adelante, porque mi madre se dejó la salud limpiando casas hasta que nosotros comenzamos a trabajar. Todos tenemos algún dolor que soportar, querida señora.

  • Lo siento.

  • El odio es la peor base para construir una convivencia, un futuro, un país – filosofó el prestamista.

  • Pero algunos y algunas se beneficiaron de la victoria. Incluso quieren seguir haciéndolo hoy mismo.

  • Sólo los más viles, los más despreciables. En fin, le propongo... un trato, señora.

  • Usted dirá.

  • Yo le presto los quinientos euros y usted me los devuelve poco a poco según sus posibilidades.

  • Pero... Yo... ¿Por qué lo hace? … Usted no gana nada.

  • Gano una buena sensación en el cuerpo – admitió el prestamista.

La anciana le estrechó la mano, guardó el dinero en el bolso, y abandonó la tienda. Mientras regresaba a su casa, con el camafeo prendido en la solapa de su chaqueta negra, recordó que no había firmado ningún pagaré que le obligase a devolver el préstamo.



CUARTA CLARIDAD

- Parece ser que se llamó Roger Godberg y vivió durante el siglo XIII de nuestra era. Hábil arquero, hombre honesto en años de abusos feudales, sus conciudadanos, humildes campesinos en su mayoría sometidos a una elevada carga fiscal por el señor dueño de la tierra y el monarca de turno, le llamaron Robin Good; que, con el tiempo y una caña, degeneró en Robin Hood. También parece que, en un principio, era amigo del sheriff de Nothingam; aunque la literatura nos los han presentado como enemigos irreconciliables bajo el reinado de Juan sin Tierra, hermano de Ricardo Corazón de León (Richard Lionheart para los amigos).  La leyenda parece aproximarse a la realidad, pues robaba a los ricos para repartirlo entre los pobres, un pecado imperdonable como todos sabemos. Murió traicionado por uno de sus hombres para cobrar la recompensa ofrecida por su captura. Descansa en un cementerio de Yorkshire (foto) desde hace 800 años. Suponemos que todo el mundo sabrá de quién hablamos.


 

- La catedral de Wells, construida entre 1175 y 1490 en el denominado gótico inglés, si bien posee una pila bautismal datada en el año 700. En su fachada destacan 365 estatuas a tamaño natural de reyes, caballeros y santos. Su elemento arquitectónico es un inusual arco en tijera construido entre 1338 y 1348 que separa el altar del coro.


   

- Homenaje a Francisco Ibañez, genio y figura.



- Retrato familiar del consorte de Isabel II de España, Francisco de Asís de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, también conocido como "Paquito Natillas", felizmente unido al aristócrata Antonio Ramos Meneses


 



CONTRAPORTADA

 

 




<<No estudio para saber más, sino para ignorar menos>>.- (Sor Juana Inés de la Cruz)

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