martes, 19 de diciembre de 2023

candiliterario 10

 


EL CANDIL LITERARIO

Nº 10



CAPÍTULO VII



Ivonne Bertrand tiene veinticuatro años, pelo castaño cortado a lo garçon, rostro atractivo y cuerpo muy voluptuoso. Está licenciada en Psicología y Relaciones Sociales por la universidad de Bretaña Occidental. La embajada es su primer destino profesional tras superar unas oposiciones muy duras. Utiliza ropas cómodas y desenfadadas, salvo en la legación; donde viste el uniforme oficial consistente en un entallado traje chaqueta negro betún que destaca sus generosas caderas, camisa blanca, corbatín lacre y moño italiano. Es hija de Michel Bertrand, director de agencia bancaria en Brest, y de Pauline Pommier, profesora de instituto. Tiene dos hermanos más pequeños: Pierre y Jacqueline. Se sabe deseada por ellos y ellas.

Aline Charpentier tiene veinticuatro años, ojos zarcos, pelo rubio cortado a lo garçon, rostro atractivo y cuerpo muy voluptuoso. Está licenciada en Sociología por la universidad de Saint-Malô. Conduce un Renault Clío verde manzana. Usa túnicas amplias y vaporosas y calzado plano, salvo en la embajada donde utiliza zapatos de tacón medio y el entallado uniforme oficial que destaca sus poderosas caderas. Es hija de Michel Bertrand, director de una agencia bancaria, y de Blanche Charpentier, enfermera. Se sabe deseada por ellos y ellas.

Comparten un coqueto ático la calle de Almagro. Son hermanastras y tan parecidas que sólo un observador atento las distinguiría por el color de sus ojos.

Es un sábado por la tarde de un luminoso otoño en la hora en que el sol comienza a declinar y colorea la ciudad con tonos dorados y rojizos que recuerdan a la sangre. De fondo suena el famoso tema de Jane Birkin y Serge Gainsbourg “Je t'aime, moi non plus” que tanto escándalo provocó en su momento por los jadeos y suspiros que contenía, similares a los que emiten Ivonne y Aline en su cama de matrimonio; donde, desnudas, se besan apasionadamente y acarician sus cuerpos geográficos; mientras mantienen las piernas entrelazadas en tijera y un vibrador doble realiza su placentera misión. Su amor es tan poderoso que, a veces, raya al vicio. Espontáneas y desinhibidas, se dedican toda clase de mimos y besuqueos en cualquier momento y lugar, salvo en la legación; donde deben mantener las formas. Sólo existían ellas en esos momentos, libres en su dependencia, sedientas e insaciables en su búsqueda de placer, únicas habitantes de su paraíso particular.

Sobre el cabecero de la cama, permanece colgada una espada en la pared.





CAPÍTULO VIII




Durante la comida con Silvia Alphand, Hontanares le comentó que el caso de la espada estaba lleno de sombras. No parecía existir un motivo claro para su robo y, por tanto, ninguna pista o sospechoso que seguir. Se sentía muy frustrado. Martínez estaba investigando a un ladronzuelo, cuyas huellas habían aparecido en la vaina, aunque no esperaba grandes resultados por ese lado, y más tarde visitará a varios anticuarios por si se la hubiesen ofrecido, pero...

  • Querida Silvia, por primera vez me siento perdido.

  • ¿Has investigado a todas las personas que conoces y pueden estar interesadas en el robo?

  • Son demasiadas. El método dice que debemos pensar en algún coleccionista particular o un anticuario, como ya te dije, pero seria buscar una aguja en un pajar.

  • ¡Olvida el método!... ¿Qué sabes de los empleados de la embajada?

  • ¿Por qué iban a querer realizar un acto que perjudicaría la reputación de su país?

  • Por dinero, por soberbia, por diversión, por capricho, por... codicia – respondió ella.

  • Es una posibilidad, desde luego. Ordenaré a Martínez que investigue al agregado, el alto funcionario...,

Silvia Alphand sonrió al recordar que había sido jugador de baloncesto.

  • ...al comisario de la exposición -tiene un apellido muy extraño: Pompholix-, a la relaciones públicas de la legación, a su amiga, y... al resto de los empleados de la misma. Si no encontramos nada por ese lado, seguiremos con los empleados del museo y de su cafetería, de la mudanza, de... Será una tarea larga y exhaustiva – reconoció Hontanares.

  • Céntrate en sus finanzas y en sus relaciones familiares: amantes, divorcios, etc.

  • La lubina al limón está deliciosa, querida.

  • ¿Por qué no te tomas la tarde libre? Podríamos hacer algo juntos – dijo ella.

  • ¿Una partida de parchís o de ajedrez quizá? ¿Vamos al cine y cenamos fuera?

  • Había pensado en algo más... romántico.

  • ¿Quieres cenar con velas?

  • No, tonto. Quiero... - afirmó Silvia, mientras se acercaba a Hontanares y le mordisqueaba el lóbulo de la oreja.

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