CANDIL LITERARIO Nº 17
CAPÍTULO XIV
El agente Céspedes se acercó a Teodoro, el portero, se identificó como policía y le comunicó que venía a recoger un paquete por orden del sargento Martínez. El conserje entró en su pequeña vivienda y le entregó un sobre marrón. Después, Céspedes le hizo el saludo reglamentario y regresó a la furgoneta Opel. Veinte minutos más tarde lo depositaba en el laboratorio tras rellenar el petitorio de rigor. Entretanto, Martínez almorzaba un plato de migas con uvas en un mesón cercano a la Dirección General y una jarra de recio vino manchego; donde recibió la llamada del laboratorio.
¡Diga!
Aquí Recuenco. Hemos recibido las colillas, y hemos obtenido el ADN de un contribuyente. Tras analizarlo, ha resultado cien por cien compatible con las huellas de la empuñadura de su espada.
Entonces, ¿tienes un nombre?
Sí. Maximilian Osterreich.
Bueno, el sospechoso se llama o hace llamar Max. Podría ser el mismo. ¿Tiene antecedentes?
Sólo hemos encontrado dos denuncias por exceso de velocidad en su país natal. En nuestro país no hemos encontrado nada.
Es chófer, y cabe la posibilidad que el vehículo esté a nombre de su jefe.
Pero se sanciona al conductor, no al dueño del vehículo.
Cierto, aunque un hombre con influencias como del que hablamos puede conseguir algunos favores, si quiere pasar desapercibido.
En fin. En un par de horas remitiré un informe completo al despacho del comisario Hontanares.
Incluye una fotografía del tal Maximilian para cotejarla con él mismo. Por cierto, ¿de dónde es?
Nacido en Castello di Fiorentino, San Marino.
¿San Marino?... ¿No cae por Italia? - inquirió Martínez.
Sí, es un estado pequeño en la costa adriática sin salida al mar.
¡Lástima!... Había pensado llevar a una prima mía para conocerlo.
¿Alguna cosa más?
¿En tus datos consta alguna profesión concreta?
Aparte de campeón nacional de judo en su país y hablar italiano, inglés y alemán, no aparece ningún empleo o empleador.
¡Gracias! Esperamos tu informe.
Esta tarde. Adiós.
Martínez abandonó el mesón con el estómago lleno y una visión más optimista de la vida y sus congéneres. Tras la desaparición de Reme, volvió a pensar en la hermosa Ivonne. La imaginó, caminando desnuda y poderosa hacia él, bamboleando sus sensuales caderas al ritmo de... una seguidilla, pero... ¿una seguidilla?... La imaginó, caminando desnuda y poderosa hacia él, bamboleando sus sensuales caderas al ritmo de... ¿qué otra música hay aparte del flamenco?... con su brazo derecho rodeando la cintura de la hermosa Aline, también desnuda y deslumbrante, mientras el izquierdo de ésta rodeaba la cintura de Ivonne, mientras se sonreían, mientras le sonreían, mientras movían sus poderosas caderas y sus generosos senos y le animaban a acercarse, mientras Martínez acelera el paso hacia ellas, mientras...
¡Perdón, señora! Estaba distraído.
Comisario, me ha llamado Recuenco, el del laboratorio.
Ahora no puedo atenderle. Estoy posando ante la espada de Roldán para un grupo de turistas.
¿Japoneses?
No, creo que son surcoreanos, aunque no los diferencio en nada.
Es que es importante.
Acérquese al museo. Adiós.
¡Qué remedio!
Veinte minutos después Martínez aparcaba el Citröen Elysée cerca del museo. Cuando entró, descubrió al comisario Obélix sentado en una silla. Se acomodó junto a él.
¿Descansando tras una larga jornada?
Estoy harto y deseando que termine la exposición.
Pero... ¡está cumpliendo con su deber!
¡Da igual! Es una tarea rutinaria e inútil. Lo mío es la investigación de campo, el análisis de las pruebas, la reflexión profunda sobre los móviles de los sospechosos, la...
¿Se refiere a los teléfonos?
¿Teléfonos?... ¿Qué teléfonos?
Los móviles.
¡Por supuesto que no! Me refiero a las razones de los criminales para cometer delitos.
Ah, es que las palabras pueden confundir.
Es una de las consecuencias de tener un idioma tan rico como el nuestro.
Ha olvidado los disfraces.
¿A qué se refiere?
A que también son lo suyo.
Son un instrumento más para resolver las investigaciones en curso.
Pero podían ser más discretos y razonables, ¿no le parece?
Cuestión de opiniones, Martínez. Por cierto, ¿sabe si existe el título de vizconde de Martino?
Ni idea.
Infórmese al respecto. Puede desempeñar un papel crucial en la resolución del caso que nos ocupa.
Si usted lo dice.
Y necesitará un vehículo más... llamativo.
Veré lo que encuentro.
¿Cuáles son esas novedades de que me hablaba por teléfono?
Las huellas de las colillas coinciden con las de la empuñadura de la espada.
¡Por fin avanzamos!... ¿A quién corresponden?
A Maximilien Osterreich, ciudadano de San Marino.
¿Antecedentes?
Alguna multa por exceso de velocidad.
¿Nada más?
He pedido a Recuenco que incluya una fotografía en su informe para comprobar que se trata del guardaespaldas del coleccionista. Cuando vuelva a su despacho, lo tendrá sobre su mesa.
En todo caso, ya podemos detenerle como sospechoso de la muerte de su... amiga.
¡Pobre Reme!... ¿No ha pensado, comisario, que, si le arrestamos, su jefe podría pensar que sospechamos de él? ¿No sería mejor seguir vigilando hasta que cometan un error?
Me parece buena estrategia, pero mis investigaciones se basan en el trabajo de campo; así que … Consígame la información que le he pedido y seguiremos hablando mañana.
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