lunes, 15 de enero de 2024

candiliterario 17

 CANDIL LITERARIO Nº 17







CAPÍTULO XIV



El agente Céspedes se acercó a Teodoro, el portero, se identificó como policía y le comunicó que venía a recoger un paquete por orden del sargento Martínez. El conserje entró en su pequeña vivienda y le entregó un sobre marrón. Después, Céspedes le hizo el saludo reglamentario y regresó a la furgoneta Opel. Veinte minutos más tarde lo depositaba en el laboratorio tras rellenar el petitorio de rigor. Entretanto, Martínez almorzaba un plato de migas con uvas en un mesón cercano a la Dirección General y una jarra de recio vino manchego; donde recibió la llamada del laboratorio.

  • ¡Diga!

  • Aquí Recuenco. Hemos recibido las colillas, y hemos obtenido el ADN de un contribuyente. Tras analizarlo, ha resultado cien por cien compatible con las huellas de la empuñadura de su espada.

  • Entonces, ¿tienes un nombre?

  • Sí. Maximilian Osterreich.

  • Bueno, el sospechoso se llama o hace llamar Max. Podría ser el mismo. ¿Tiene antecedentes?

  • Sólo hemos encontrado dos denuncias por exceso de velocidad en su país natal. En nuestro país no hemos encontrado nada.

  • Es chófer, y cabe la posibilidad que el vehículo esté a nombre de su jefe.

  • Pero se sanciona al conductor, no al dueño del vehículo.

  • Cierto, aunque un hombre con influencias como del que hablamos puede conseguir algunos favores, si quiere pasar desapercibido.

  • En fin. En un par de horas remitiré un informe completo al despacho del comisario Hontanares.

  • Incluye una fotografía del tal Maximilian para cotejarla con él mismo. Por cierto, ¿de dónde es?

  • Nacido en Castello di Fiorentino, San Marino.

  • ¿San Marino?... ¿No cae por Italia? - inquirió Martínez.

  • Sí, es un estado pequeño en la costa adriática sin salida al mar.

  • ¡Lástima!... Había pensado llevar a una prima mía para conocerlo.

  • ¿Alguna cosa más?

  • ¿En tus datos consta alguna profesión concreta?

  • Aparte de campeón nacional de judo en su país y hablar italiano, inglés y alemán, no aparece ningún empleo o empleador.

  • ¡Gracias! Esperamos tu informe.

  • Esta tarde. Adiós.

Martínez abandonó el mesón con el estómago lleno y una visión más optimista de la vida y sus congéneres. Tras la desaparición de Reme, volvió a pensar en la hermosa Ivonne. La imaginó, caminando desnuda y poderosa hacia él, bamboleando sus sensuales caderas al ritmo de... una seguidilla, pero... ¿una seguidilla?... La imaginó, caminando desnuda y poderosa hacia él, bamboleando sus sensuales caderas al ritmo de... ¿qué otra música hay aparte del flamenco?... con su brazo derecho rodeando la cintura de la hermosa Aline, también desnuda y deslumbrante, mientras el izquierdo de ésta rodeaba la cintura de Ivonne, mientras se sonreían, mientras le sonreían, mientras movían sus poderosas caderas y sus generosos senos y le animaban a acercarse, mientras Martínez acelera el paso hacia ellas, mientras...

  • ¡Perdón, señora! Estaba distraído.

  • Comisario, me ha llamado Recuenco, el del laboratorio.

  • Ahora no puedo atenderle. Estoy posando ante la espada de Roldán para un grupo de turistas.

  • ¿Japoneses?

  • No, creo que son surcoreanos, aunque no los diferencio en nada.

  • Es que es importante.

  • Acérquese al museo. Adiós.

  • ¡Qué remedio!

Veinte minutos después Martínez aparcaba el Citröen Elysée cerca del museo. Cuando entró, descubrió al comisario Obélix sentado en una silla. Se acomodó junto a él.

  • ¿Descansando tras una larga jornada?

  • Estoy harto y deseando que termine la exposición.

  • Pero... ¡está cumpliendo con su deber!

  • ¡Da igual! Es una tarea rutinaria e inútil. Lo mío es la investigación de campo, el análisis de las pruebas, la reflexión profunda sobre los móviles de los sospechosos, la...

  • ¿Se refiere a los teléfonos?

  • ¿Teléfonos?... ¿Qué teléfonos?

  • Los móviles.

  • ¡Por supuesto que no! Me refiero a las razones de los criminales para cometer delitos.

  • Ah, es que las palabras pueden confundir.

  • Es una de las consecuencias de tener un idioma tan rico como el nuestro.

  • Ha olvidado los disfraces.

  • ¿A qué se refiere?

  • A que también son lo suyo.

  • Son un instrumento más para resolver las investigaciones en curso.

  • Pero podían ser más discretos y razonables, ¿no le parece?

  • Cuestión de opiniones, Martínez. Por cierto, ¿sabe si existe el título de vizconde de Martino?

  • Ni idea.

  • Infórmese al respecto. Puede desempeñar un papel crucial en la resolución del caso que nos ocupa.

  • Si usted lo dice.

  • Y necesitará un vehículo más... llamativo.

  • Veré lo que encuentro.

  • ¿Cuáles son esas novedades de que me hablaba por teléfono?

  • Las huellas de las colillas coinciden con las de la empuñadura de la espada.

  • ¡Por fin avanzamos!... ¿A quién corresponden?

  • A Maximilien Osterreich, ciudadano de San Marino.

  • ¿Antecedentes?

  • Alguna multa por exceso de velocidad.

  • ¿Nada más?

  • He pedido a Recuenco que incluya una fotografía en su informe para comprobar que se trata del guardaespaldas del coleccionista. Cuando vuelva a su despacho, lo tendrá sobre su mesa.

  • En todo caso, ya podemos detenerle como sospechoso de la muerte de su... amiga.

  • ¡Pobre Reme!... ¿No ha pensado, comisario, que, si le arrestamos, su jefe podría pensar que sospechamos de él? ¿No sería mejor seguir vigilando hasta que cometan un error?

  • Me parece buena estrategia, pero mis investigaciones se basan en el trabajo de campo; así que … Consígame la información que le he pedido y seguiremos hablando mañana.


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