<<EL NUEVO CHAFARDERO INDOMABLE
NÚMERO 1 ANNO I>>
PRIMERA PLANA
Las ramas asesinas de los árboles siguen eliminando ciudadanos desprevenidos ante el silencio, la indiferencia o el desdén municipal. La responsabilidad parece pertenecer a la empresa subsidiaria una vez traspasado el servicio, o a los jardineros que están de vacaciones o barriendo las calles para suplir a los barrenderos de permiso, porque el ayuntamiento no contrata sustitutos temporales, o , en último caso, a algún agente infiltrado de colectivos antisistema como Podemos o Guanyem.
Es otra característica común a los buenos gobernantes: inhibirse de cualquier responsabilidad inherente al cargo que ostentan, salvo la de cobrar todos los meses, inaugurar infraestructuras innecesarias o protegerse legalmente, mediante aforamientos o figuras similares, contra cualquier denuncia derivada de su mala praxis. Algunos lo llaman “espíritu de servicio”. Los ciudadanos, los gobernados, los subordinados no terminamos de comprender y aceptar nuestro papel en la sociedad: mantener a los que deciden, a los elegidos para mandar gracias a la Divina Providencia y algún dios despistado como los antiguos incas, algunos emperadores y la inocente Esperanza Aguirre, perseguida por las malas artes de algún juez enemigo de la democracia y el respeto debido a las autoridades hagan lo que hagan.
Por otro lado, el señor Colina ( o pujol), acusado de fraude fiscal y evasión de capitales en la vecina Andorra (quizá creyó ser el obispo de la Seu d’Urgell, co- príncipe del estado aludido, y pensó, por tanto, no había cambiado el dinero de nación), se siente agredido -vecinos airados hacen guardia a la puerta de su domicilio particular, ante el pasmo de los mossos, mientras piden con pancartas a los automovilistas que hagan sonar sus bocinas para organizar una pitada monumental-. Está triste, porque no se le reconocen los servicios prestados a su nación catalana, porque los ciudadanos obvian sus grandes sacrificios a causa de los cuatro cuartos de una herencia que no pudo declarar por falta material de tiempo dadas sus múltiples ocupaciones; porque los ciudadanos no comprenden que dichos servicios acarrean unos gastos que alguien debe pagar, pues, al fin y al cabo, nadie trabaja gratis. Magnánimo él, acudirá al Parlament, donde tantas veces fue aclamado y paseado a hombros, por el respeto que siente hacia tan divina institución, ya que no se siente obligado a explicar el origen del dinero que poseía fuera del país -que se lo pregunten a su padre el testador- o los negocios que hicieron sus queridos hijos, aprovechando el cargo de su progenitor, o las supuestos cobros ilegales a las empresas a cambio de contratos públicos para financiar su querido partido político durante tres décadas. Puede ser que mandase sus ingresos al extranjero para obtener más rendimiento, teniendo en cuenta la habitual renuencia de los bancos patrios; pues….¡la pela es la pela!.
Entretanto, antiguos socios de poder le defienden contra toda justificación, contra todas las pruebas conocidas, cargando contra tanto desagradecido, contra las nuevas corrientes políticas que apoyan los ciudadanos, cansados de los abusos generalizados y con derecho a equivocarse de nuevo, olvidando el respeto que les deben en un nuevo ejercicio antidemocrático por parte de los padres de la democracia. ¡Curiosa paradoja!
Parece que los antiguos líderes del país temen las nuevos planteamientos políticos, aunque no haya nada nuevo en esta materia desde muy antiguo. Parece que temen perder sus privilegios, ceder el mando a otros que pueden recordarles sus tiempos más jóvenes, cuando defendían y propugnaban medidas similares; pero, como ya se sabe, todos envejecemos mal y a regañadientes.
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