miércoles, 8 de marzo de 2023

chafardero 38

 <<EL NUEVO CHAFARDERO INDOMABLE

NÚMEROO 38   ANNO  IV>>



PRIMERA PLANA

En su libro “Lucrecia, la hija del Papa”, Darío Fo escribe: “… en política, siempre gana quien posterga. La postergación es, de hecho, uno de los recursos fundamentales para los planes que no pueden, mejor dicho, no deben, ser llevados a cabo”. Nuestro presidente, Mariano I El Postergador, es un acérrimo seguidor de esta teoría.

Los sindicatos vuelven a exigir al gobierno mejoras laborales y salariales al considerar, con razón, que el país ya puede permitírselas y reclaman la derogación de la reforma laboral que tanto ha empeorado las condiciones de los trabajadores, mientras ha mejorado las de muchos empresarios. Debe ser una coincidencia que vivamos el período en que aparecen más nuevos millonarios que nunca. Amenazan con una huelga general en caso de que el gobierno desoiga sus justas reivindicaciones, aunque es muy probable que el gabinete popular responda con su silencio habitual. ¿Acaso no saben los sindicatos que casi nadie puede permitirse una huelga con los actuales salarios, otra consecuencia de la maldita reforma laboral? ¿Por qué descuentan a los huelguistas, si se limitan a ejercer un derecho (gratuito por definición)? ¿Cuándo piensan modernizar sus métodos de protesta los sindicatos y emplear otros que perjudiquen al empresario, fin último de cualquier paro? ¿Tal vez temen perder la subvención?

La democracia debería ser participativa, y no reducirse a una votación cuando convenga al mandamás de turno. Sin embargo, se ha demostrado que los gobernantes no quieren votaciones frecuentes -deben sospechar que implican dudas sobre su capacidad gubernativa-, aduciendo un gasto excesivo y un hartazgo de los votantes. En esto último no parece faltarles la razón, pues recientemente se han escuchado comentarios descalificantes de algunos ciudadanos al juntarse votaciones en muy poco tiempo. Otro ejemplo más de la escasa cultura democrática de unos y otros.

Por otro lado, nos quejamos de las imperfecciones de la democracia o afirmamos que “no hay democracia real” al considerar, con razón, que, tras votar, el ciudadano influye muy poco, o nada, en las decisiones de gobierno (se cuentan con los dedos de una mano las iniciativas populares que han aceptado los diferentes parlamento); pero parecemos olvidar que el sistema político vigente es una “democracia representativa”, lo que otorga todo el poder a los representantes y un papel secundario, o residual, al representado en la toma de aquellas decisiones que determinan las condiciones de su vida.. A los gobernantes, el adjetivo “democrático” les produce sarpullido, pues consideran que todo funciona mejor, si los votantes acatan en silencio todas sus decisiones; aunque puedan ser injustas o antidemocráticas.

En cuanto a míster Trump, haciendo honor a su homónimo animado, sigue metiendo la pata.



¿QUÉ SUCEDIÓ EN ESTOS DÍAS?

- El Ejército español maneja una “Guía de fortalecimiento psicológico y liderazgo” para que los mandos entiendan la química cerebral de los soldados en la que se recogen consejos como: “escribir con la mano contraria mejora la puntería” o “una palmada en la espalda produce oxitocina, la hormona de la confianza”.

- Los empresarios se plantean despedir a aquellos trabajadores que no produzcan el salario mínimo.

- Los concejales de Torox (Málaga) llenan los depósitos de sus coches particulares con gasolina municipal, porque “no cobran dietas”.

- El alcalde popular de Guadalajara pasa una factura de 3000 euros a los familiares de varios represaliados del franquismo exhumados en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica.

- Despedido el director de una obra de teatro infantil tras decir que “Santa Claus no existe”.

- El gobierno indulta a un promotor inmobiliaria que estafó a varias familias vendiéndoles viviendas que no pensaba construir.

- El alcalde popular de Casasimarro rechaza homenajear a las víctimas de la matanza de Atocha para “mantener la imparcialidad”.

- El alcalde popular de Orihuela expedienta a la Generalitat valenciana por quitar “sin licencia urbanística” un escudo franquista.

- El PP de Bilbao pide retirar el nombre de “La Pasionaria” del callejero de la ciudad por su apoyo a Stalin.

- Un rumano que se electrocutó mientras robaba cobre denunciará a la empresa que estaba robando.

- El gobierno niega el permiso de residencia a una niña marroquí de cinco meses “por no solicitarla personalmente”.

- El gobierno niega que el Valle de los Caídos sea un monumento franquista, “pues reconoce a ambos bandos desde una perspectiva normativa”.

La Comunidad de Madrid abre expediente disciplinario a una profesora interina que la había denunciado por ahorrarse sus vacaciones.

- El arzobispo de Córdoba afirma, para justificar su apropiación, que “la mezquita de la ciudad es arte bizantino cristino y que los moros solo pusieron el dinero”.



LITERALIA I





La protección del libro


El literato Wu, de Chi’ang Ling, había insultado al mago Chang Ch’i Shen. Seguro de que éste procuraría vengarse, Wu pasó la noche levantado, leyendo a la luz de la lámpara, el sagrado Libro de las Transformaciones (I Ching o I King). De pronto, se oyó un golpe de viento, que rodeaba la casa, y apareció en la puerta un guerrero que le amenazó con su lanza. Wu lo derribó con el libro. Al inclinarse para mirarlo, vio que no era más que una figura recortada en papel. La guardó entre las hojas. Poco después, entraron dos pequeños espíritus malignos de cara negra blandiendo hachas. También estos, cuando Wu los derribó con el libro, resultaron ser figuras de papel. Wu las guardó como a la primera. A mediodía, una mujer, llorando y gimiendo, llamó a su puerta.

- Soy la mujer de Chang -declaró-. Mi marido y mis hijos vinieron a atacarlo y usted los ha encerrado en su libro. Le suplico que los ponga en libertad.

- Ni sus hijos ni su marido están en mi libro -contestó Wu-. Sólo tengo estas figuras de papel.

- Sus almas están en esas figuras -dijo la mujer-. Si a la madrugada no han vuelto a sus cuerpos, que yacen en casa, no podrán revivir.

- ¡Malditos magos! -gritó Wu-. ¿Qué merced pueden esperar? No pienso devolverles la libertad. Por lástima, libraré a uno de sus hijos, pero no pida más.

Le dio una de las figuras de cara negra.

Al otro día, supo que el mago y su hijo mayor habían muerto esa noche.



(Gerald Willoughby-Meade, 1875-1958)



LITERALIA II





EL OYENTE



A las hermanas Valenzuela parecía rodearles un aura etérea, casi inhumana.

Corteses y sensibles, invitaban a su domicilio a personas como ellas, algo alejadas de la realidad cotidiana, almas gemelas que se reconocían y alimentaban entre sí.

Permanecían solteras, pues su sensibilidad era tan elevada y peculiar que no aceptaban relaciones basadas en el dominio, la fuerza o la tiranía. Eran seres libres que parecían asfixiarse en los lazos comunes.

Seguían viviendo en el hogar familiar, un coqueto chalet de dos plantas en un barrio céntrico, tras la prematura muerte de sus padres. En la planta baja, recibían a las visitas. En el amplio y cuidado jardín, celebraban fiestas, saraos y reuniones literarias. En el piso superior, estaban sus aposentos privados a los que sólo accedían sus amistades más íntimas.

Eterno aspirante a escritor, acudí como oyente a Filología Clásica. El primer día de clase me acomodé al final del aula, pues llegué algo tarde. Un silencio absoluto, solemne, dominaba la cátedra, mientras el profesor declamaba viejos poemas sefardíes; lo que no impidió que me fijase en la joven sentada junto a mi: una veinteañera trigueña, pecosa, delgada, de irresistibles ojos zarcos, labios carnosos, formas gráciles y delicadas. Comenzamos a charlar, mientras apurábamos un cigarrillo entre clase y clase. Le comenté que anhelaba por encima de todo ser escritor, aunque por entonces me ganase la vida como contable en una pastelería miserable. Ella reconoció, entre rubores, ser una lectora apasionada que devoraba todo lo que caía en sus manos. Azucena, tal era su nombre, era perfecta para mi: inteligente y hermosa.

A media mañana, me despedí hasta el día siguiente, pues comenzaba mi jornada laboral. La esperanza de volver a verla y oírla me mantuvo alegre el resto de la jornada.

Los días se fueron sucediendo con la misma rutina hasta que me atreví a invitarle a tomar algo. Quedamos un sábado por la tarde en un local del barrio antiguo donde ponían viejos clásicos de jazz, música que adoraba según propias palabras, donde ya había llevado a otras mujeres con resultados dispares. Nos saludamos con un leve apretón de manos. Azucena se acomodó junto a mi tras depositar sobre la mesa de mármol su bolso y un ejemplar de Adriano VII, del Barón Corvo. Hablamos largo y tendido del libro y, sobre todo, de la misteriosa figura de su autor. Descubrimos nuestra mutua admiración por los escritores raros, mal llamado malditos por algunos ignorantes. Cuando nos despedimos en la puerta de su casa, la besé fugazmente en los labios. Seguimos coincidiendo en clase y charlando sobre literatura y literatos en locales conocidos y desconocidos, por calles ruidosas que recorríamos en busca de las huellas de nuestros escritores amados ya fallecidos. Nos cogíamos de la mano, extasiados, cada vez que descubríamos una placa conmemorativa en la fachada de un inmueble que nos recordaba que tal o cual autor nació, vivió o murió en él.

Al mes de conocernos, más o menos, nos citamos en un merendero de un céntrico parque público. Cuando llegué, descubrí que le acompañaba otra mujer más hombruna que ella, de pelo negro muy corto, ojos marrones de mirada desafiante, ataviada con chaqueta y pantalón. Me la presentó como Catalina, su hermana mayor. Me estrechó la mano con tanta fuerza que me dolió durante varios minutos. También era amante de los libros, aunque se decantaba hacia autores más realistas como Hemingway, Faulkner o Balzac. Desde ese día, estuvo presente en todos nuestros encuentros, salvo en la facultad. No comprendía -y así se lo comenté a ella- que Azucena pareciese necesitar una carabina, una muleta que le ayudase a relacionarse con los demás. En su defensa, adujo que se habían quedado huérfanas muy jóvenes, que se habían criado juntas, que era su única familia, que le daba mucha seguridad, que Insistí en que quería estar con ella, solo con ella; en que disfrutaba mucho con su compañía, en el manido argumento de que tres son multitud., en

Al término del primer trimestre, Azucena me comentó que habían organizado, su hermana y ella, una lectura de poesía en su domicilio, que estaba invitado y esperaba que leyese mis versos. También me pareció entender que sería una buena ocasión para anunciar a sus amigos y conocidos que estábamos juntos. Añadió, por si llegaba antes de la hora prevista, que la puerta del jardín y de la casa siempre estaban abiertas durante el día.

Llegué a su domicilio unos minutos antes que los demás invitados. En la planta baja, no había nadie; aunque ya estaban preparados unos aperitivos y bebidas variadas con y sin alcohol. Cogí un vaso con vino y recorrí la estancia en silencio. Muebles de diseño y bodegones anónimos se mezclaban, conformando un decorado ambiguo. Después, subí la escalera hasta la primera planta; donde admiré varias litografías taurinas de Goya, cuya contemplación fue conduciéndome inconscientemente hacia una habitación que resultó ser, como comprendí más tarde, el dormitorio de la hermana mayor. El profundo suspiro que salió de su interior debió haberme persuadido de entrar, pero, obsesionado con encontrar algún libro que me entretuviese hasta la llegada de los demás asistentes, creí que se trataba de un estudio o un despacho. La intensidad y frecuencia de los suspiros fueron aumentando, lo que no impidió que asomase la cabeza entre la puerta y el marco. Me detuve en seco, mientras mi rostro se desencajaba estupefacto. Las dos hermanas yacían en una gran cama matrimonial, desnudas y sudorosas. Azucena, debajo y Catalina, encima. Azucena, gimiendo y Catalina acariciando. Azucena, apretando la cabeza fraterna contra su piel y Catalina, incrementando el ritmo de sus movimientos etéreos casi inhumanos. Azucena, arqueada y absorta. Catalina, experta conocedora de su arte. Azucena, pidiendo:

- Otra vez, Cata. Más fuerte, como cuando éramos niñas

Perplejo, aturdido, descendí hasta la planta baja. Cogí otra copa de vino. Garabateé unas líneas excusando mi ausencia por un imprevisto, cuando en realidad huía de allí por cobardía, por orgullo, porque comprendí que nunca podría participar en la intimidad de las hermanas Valenzuela.

Seguí acudiendo a las clases de la facultad, pero procuré sentarme en otra parte del aula, lejos de dónde solía situarse Azucena; aunque coincidimos alguna vez y compartimos algún que otro cigarrillo. Excusé de nuevo mi espantada, insistí en la imposibilidad de vernos por un inexistente aumento de trabajo, pero creo que no me creyó. En realidad, no podía enfrentarme a ella, a la ominosa presencia de Catalina, su amante y, también, su dueña; a la que nunca lograría sustituir, suplantar, o alejar.

Espero que comprendiese la verdad, cuando le regalé un ejemplar de Las canciones de Bilitis .




Miguel Atienza



CRÓNICAS DE SOCIEDAD (urbi et orbi)


- La germanía es la jerga propia de pícaros y delincuentes. Algunos ejemplos son: abispón era quien descubrían dónde se podía robar; polidor era quien vendía lo robado; arrendador quien lo comprobaba y murcio o rapante era el ladrón. La espada y el proxeneta eran el respecto”; la trena era la cárcel; la piltra”, el jergón o camastro; la viuda era la horca, y un racimo era un ahorcado, mientras que la devota era la manceba o concubina de un clérigo.

- Los dacianos eran un tipo de hampones que robaban niños de dos a cuatro años y, rompiéndoles los brazos y pies, les dejaban estropeados y contrahechos para venderles luego a ciegos y pícaros y otras gentes vagabundas, según explica el doctor García, escritor del siglo XVII.

- La Casa de la Doctrina era una institución sevillana que acogía a niños abandonados que vivían en la calle y que, mediante azotes y dietas severas, los vestía y calzaba, enseñaba a leer y escribir, las oraciones diarias y la doctrina cristiana; amén de hurtar las limosnas, disfrazarse y mentir.

- En la antigua Roma, los vigilantes de las costumbres eran denominados inspectores del culo.

- Un decreto del gobierno chino del año 2007, titulado Medidas de gestión para la reencarnación de los Budas vivientes en el budismo tibetano, incluye la solicitud de un permiso previo de las autoridades competentes para que los lamas puedan reencarnarse.

- “Espectáculos Sanz era la compañía del guitarrista y ventrílocuo valenciano Francisco Sanz Baldoví (1871-1939). Sus integrantes principales eran treinta muñecocarros ideados por él, una especie de robots primitivos que funcionaban mediante llaves similares a pistones de trompeta, por lo que no necesitaban hilos o manos dentro de su armazón para moverse.

- El espléndido Trono del Pavo Real en que son coronados los shahs de Irán perteneció a los emperadores mogoles de la India, como Shah Jahan, constructor del Taj Mahal (Corona de los Palacios) en honor de su difunta favorita Arjumand Bano Begur o Muntaz Mahal, muerta en el parto de su decimocuarta hija, hasta que el rey iraní Nadir Sha saqueó Delhi en 1739 y se llevó a su país todos los tesoros mogoles, incluido el citado trono.

- La meta de Confucio era una sociedad regida por la ética que no necesitase leyes para lograr la armonía social. El medio para lograrlo era la educación personal.



LA BIBLIOTECA INFINITA


La crítica de novedades literarias es algo aburridísimo, y además hay que leerse un montón de estupideces innecesarias. Es mucho más bonito e interesante el hacer una reseña de publicaciones imaginarias, puesto que tanto Vd., como yo, como cualquier otra persona (o no persona) puede haber no escrito cualquier libro en cualquier momento. Estos son algunos de los más señeros.


De nuestro corresponsal en Andalucía, Illmo. Conde de Martino



--------------------------



TÍTULO: La aritmética de la codicia.

GÉNERO: Ensayo (economía).

AUTOR: vv/aa, demasiados

CONTENIDO: El lector encontrará en este texto, de reciente aparición, si bien su preparación ha abarcado varios años, una excelente y sesuda explicación de cómo lograr que dos más dos parezcan ser diecisiete, sin que ello provoque ningún problema serio durante el plazo que reste hasta el fin de la legislatura. El libro viene ilustrado con abundantes fórmulas en las que el lector podrá comprobar que, siempre que el sustraendo sea mayor que el minuendo, el resultado será difícilmente presentable ante los medios de comunicación.

Por último, los autores han añadido al final unas baterías de ejercicios con los que el aficionado, o futuro cargo público, podrá comprobar tanto el aprovechamiento de lo leído como sus aptitudes para la dilapidación de fondos públicos. Extraemos algunos de los mismos para acompañar esta reseña:


- Ejercicios a nivel estatal: debe vd. Destinar todo el presupuesto de Cultura a que España gane Eurovisión. También vale crear una Alianza de Civilizaciones que no valga para nada.

- Ejercicios a nivel autonómico: debe vd. Crear un aeropuerto, con todas sus dependencias y servicios, en un lugar aeronáutica, económica y demográficamente inviable. También vale la instalación de mamparas absolutamente inútiles en los andenes de ferrocarriles subterráneos de reciente construcción.

- Ejercicios a nivel local: debe vd. Endeudar a su localidad para construir una carísima fuente o monumento, con su correspondiente rotonda, en algún emplazamiento de su pueblo o ciudad donde, hasta entonces, se circulaba bien. La obra debe reunir tales dimensiones que, no sólo entorpezca el tráfico, sino que provoque exclamaciones, náuseas y aspavientos por su espeluznante fealdad.


EDITORIAL: El ensayo ha aparecido en el último número de la revista de la Asociación de Profetas Autistas Clamando Inútilmente en el Desierto.





FRASEOLOGÍA


- En el vino está la sabiduría; en el agua, la salud.- (Plinio el Viejo).

- Seamos realistas, ¡pidamos lo imposible!.- (Auguste Blanqui, revolucionario francés).

- El que puede disponer de su tiempo a su antojo es dichoso, es rico..- (John Donne)

- Sin ambición y sin miedo.- (El amante extremadamente puntilloso, Alberto Manguel).

- Cada cual es rey de sí mismo y aspira a ser emperador de los demás..- (La tournée de Dios, Enrique Jardiel Poncela)

- La guerra es el camino que Dios ha elegido para enseñarnos geografía.- (Ambrose Bierce).


No hay comentarios:

Publicar un comentario