<<EL NUEVO CHAFARDERO INDOMABLE
NÚMERO 59 ANNO IV>>
PRIMERA PLANA
Como ya escribí en otro momento y lugar, los políticos sólo son vendedores. Pero tienen una particularidad: no quieren para sí el producto que ofrecen a los demás. Veamos unos ejemplos:
El presidente socialista Sánchez emplea su avión oficial para viajes privados y coloca a su mujer en una empresa pública. No dudamos de las cualidades de la señora, pero suponemos que también las tenía antes de ser presidenta consorte.
El Pp cierra filas para defender a su nuevo líder, Casado, en el caso de su Máster y ataca a la jueza que ha enviado el caso al Supremo, dada su condición de aforado. El partido opositor repite estrategias y contradicciones: presume de respetar la Justicia, pero no deja de atacar a los jueces en cuanto toman decisiones que perjudica a alguno de sus afiliados.
Ciudadanos, partido emergente que muchos consideran nuevo y es tan antiguo como las cavernas, exige “honestidad y respeto a las leyes”; mientras encausan a su tesorero por sus irregularidades contables, recibe una queja del Tribunal de Cuentas por entorpecer su labor, algunos miembros destacados de su Ejecutiva cuelgan fotos en redes sociales para atacar a sus rivales políticos, actualizando su fecha para que coincidan con situaciones posteriores, como el caso de la presunta agresión de un mantero a un turista en Barcelona, y, recibe una denuncia de una empresa de comunicación por plagiarle el logo C’s.
Y el Gran Timonel de Podemos, junto a su pareja y madre de sus hijos, afirma una cosa y hace la contraria, acercándose a los comportamientos que siempre ha criticado a la “casta”. Todos tenemos derecho a vivir donde queramos -en realidad, donde podemos-, pero un político que aspire a gobernar un país debería tener siempre presente el viejo dicho de que “por la boca muere el pez”.
Según el vicepresidente popular de la Diputación de Alicante, “nacer en España no nos hace españoles”; aunque no explica cómo nos convertimos en españoles o cómo se convirtió él. Aprovecha la ocasión para exigir deportaciones masivas de inmigrantes ilegales, pues, a su juicio, no se trata de inmigración; sino de invasión silenciosa para convertir la civilización occidental al Islam. El preclaro político valenciano parece ignorar el significado de las palabras “tópico” o “populismo”.
En todas las generaciones, sólo una gran minoría de hombres y mujeres son memorables; pero son tan pocos que casi pasan desapercibidos. No obstante, logran demorar la desaparición total de la especie a la que parece llevarnos el resto de brutos y cretinos que dicen ser sus semejantes.
La evidencia de que Vladimir Putin, zar de todas las Rusias, se parece mucho a míster Trump es el nombramiento del actor usamericano Steven Seagal como “enviado especial para las relaciones con Estados Unidos”.
Para solucionar todos los problemas del mundo, míster Trump crea un Ejército Espacial.
¿QUÉ SUCEDIÓ EN ESTOS DÍAS?
- Puigdemont pide al Supremo que no le califique de “huido”, porque no es “gramaticalmente exacto”.
- El PP pregunta al Gobierno por la tributación de las propinas de los camareros.
- En La Puebla de Valverde (Teruel), sustituyen la alarma antirrobo municipal por la melodía de “Mi carro”, del gran Manolo Escobar
- La Guardia Civil imparte cursos de autoestima sólo para mujeres.
- El Ministerio del Interior, durante la etapa del señor Zoido, cargó gastos de alimentación de una comisaría al CIE vacío de Fuerteventura.
- Los policías nacionales de Valencia, obligados a llevar la prensa a su Jefe Superior.
- La censura franquista prohibió el libro de Ernesto Sábato “El túnel”, historia agobiante como pocas, por “pornográfica".
- El obispo de Alcalá afirma que “el uso de anticonceptivos aumenta la infidelidad conyugal y se pierde el respeto a la mujer”.
- Un pueblo navarro celebra “El Día del Inútil”, durante el que se mofan de la Guardia Civil y otras instituciones estatales.
- Fallece un paciente en un centro pontevedrés, porque el único médico disponible estaba realizando una visita domiciliaria.
- Detenida por poner música de Plácido Domingo a todo volumen durante dieciséis años.
- Dos ancianas se escapan de su residencia para acudir a un festival de heavy metal.
- Cierran el aeropuerto de Berlín al confundir un consolador con una granada.
- “Las corridas de toros son un espectáculo cruel”, afirmó en 1940 Heinrich Himmler.
- Atraca una joyería con una navaja para ver a su cuñado, que está en la cárcel.
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LITERALIA I
EL VIGILANTE
“Mi vida ha sido profundamente solitaria”, pensó el vigilante, consciente de su soledad.
“Es cierto que mi anciana madre me sigue atendiendo, pero desaparecerá más pronto que tarde”, prosiguió. “Entonces, estaré completamente solo, salvo milagro”.
“La única mujer que amé realmente prefirió a otro más apuesto, más rico, más… No lo supe nunca. Lo único cierto es que desapareció de mi vida sin una explicación. Aún recuerdo su sonrisa”.
“Trabajé honradamente para el Estado a cambio de un magro sueldo y una perpetua insatisfacción; pero no importaba a nadie. Por lo visto, era mi obligación. Como también lo era formar una familia, procrear hijos para el Estado, criarles, educarles como buenos ciudadanos para que el día de mañana fueran útiles al Estado; pero… no lo hice nunca y fallé al Estado, a mis compatriotas -algunos, incluso, me miraban mal-, a mi país”, insistió el vigilante.
“¿Por qué estoy solo?”, preguntó el vigilante en voz alta. Nadie le respondió, aunque se encontraba en una concurrida cantina, bebiendo un áspero vino tinto. Silencioso, abandonó el local poco después para situarse en el puesto de vigía que le había asignado el comandante de su regimiento -se había ofrecido voluntario por su condición de soltero-, pues sospechaba que el enemigo podría llegar por allí.
Se había reincorporado el ejército en la edad madura por cierto remordimiento al haber fallado al Estado por no formar una familia y tener hijos; pero, también, para defender a su país y sus compatriotas de un feroz invasor que no respetaba vidas ni haciendas, que sólo creía en el dolor y la muerte.
Lo despertó un fugaz destello metálico en la oscura noche.
Tensó los músculos. Aguzó los sentidos. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
Recordó que la vida de muchas personas, de su mujer y sus pequeños hijos, dependía de su labor. Comprendió que se había dormido, que había soñado ser un hombre soltero y solitario que vivía con su anciana madre.
Dudó entre seguir vigilando o dirigirse hacia el cercano campamento para informar a su comandante de sus sospechas; pero debería abandonar el puesto de vigilante que le había asignado.
De repente, descubrió cientos de destellos metálicos frente a él, cientos de corazas y cascos metálicos a pocos metros de su posición. Distinguió el brillo de las espadas cortas,, de las largas lanzas, de las hachas dobles. Ya no podía advertir a su jefe sin delatar su posición.
El ejército invasor avanzaba hacia él, moriría sin cumplir su misión. Los pasos enemigos resonaban cada vez más cerca.. Ya podía distinguir los faldones de cuero de los soldados, los estandartes desplegados, los rostros fieros de sus rivales. Moriría para nada, su muerte sería… absurda, pues no podría salvar a sus compatriotas.
Decidió esconderse entre la maleza y hacerse el dormido.
Las tropas enemigas pasaron muy cerca de su escondite, pero no lo vieron. Temblaba de miedo, consciente de las consecuencias de su decisión.
Escuchó las órdenes de ataque sin cuartel, el choque de las armas, los gritos de los moribundos, el crepitar de las llamas, los cantos victoriosos del enemigo, el restallar de los látigos, los lamentos de los prisioneros.
Cuando el vigilante se incorporó, entumecido, descubrió que se había dormido otra vez y que había soñado ser un vigía encargado de avisar a su comandante sobre la llegada de un ejército enemigo.
Clareaba el día. Su posición ya no era segura. Caminó hasta su ciudad. Aterrado, escuchó los gemidos de los moribundos, el crepitar de las llamas, los cantos victoriosos del enemigo, los lamentos de los prisioneros. Corrió hacia su casa. La encontró destruida. Su mujer y sus pequeños hijos habían muerto, degollados, cerca de la puerta. ¿Por qué los habían matado? ¡Eran inocentes criaturas que no habían tenido tiempo de hacer ningún daño y su esposa, una sencilla ama de casa y madre que no representaba peligro para nadie!
El vigilante gritó sin obtener respuesta alguna. Los enemigos disfrutaban la victoria, el botín, las prisioneras. Comprendió que estaba solo; que la soledad nos acompaña siempre por más que pretendamos engañarle con amores, familias, trabajos, amistades o diversiones… Palabras y más palabras vacías. Desenfundó su espada corta. Se atravesó el pecho. Escuchó, por última vez, correr su propia sangre, el crepitar de las llamas, los cantos victoriosos del enemigo, los lamentos de los prisioneros, los gemidos de los moribundos, y supo, entonces, que ya no estaba solo, que siempre estaría con sus compatriotas.
Miguel Atienza
LITERALIA II
El siguiente párrafo lo escribió el gran autor vienés Stefan Zweig y sirve como introito, o eso creo, para el relato que redacté una madrugada de agosto y que comprenderán mucho mejor todos aquellos que han tenido alguna vez la gran fortuna de crear algo. “Toda creación verdadera acontece cuando el artista se halla fuera de sí, cuando se olvida de sí mismo, cuando se encuentra en una situación de éxtasis”.
EL VENENO
Mientras escribe en la soledad de su habitación, en el primer piso del número dieciséis de la calle Coelho da Rocha, una noche cualquiera tras beber varios vasos de aguardiente en el café “A Brasileira” (donde hoy una estatua de bronce sedente le recuerda), se pregunta por la razón de su vida, de su vocación, de su necesidad; mientras piensa en aquella compañera, Ofelia, que le rechazó por considerarle viejo para ella, o raro, o inmaduro; o en su madre, fallecida en aquellas tierras lejanas que un día amó en su primera juventud.
Entretanto, sus vecinos cenan, charlan, escuchan la radio, discuten, gritan, duermen a su bebé, cuchichean… viven. Es decir, repiten actividades bien vistas y respetadas por todos sin habérselas cuestionado, tal y como hacen las gentes de bien.
Mientras escribe un texto que quedará inédito a su muerte, como casi toda su producción, consulta el horóscopo del día siguiente para saber si le será favorable, o si deberá acudir a la cita que ha concertado en un hotel cercano con una admiradora extranjera que ha leído algunos poemas suyos publicados en efímeras revistas literarias. Por desgracia, le esperará en vano, no se conocerán nunca. Sin embargo, los astros ya le han anunciado que recibirá al gran mago negro Aleister Crowley en el puerto de su ciudad.
Las notas melancólicas de un fado resuenan en el café situado frente a su domicilio. La canción habla de dos amantes separados por un malentendido y su esperanza de reencontrarse y ser felices para siempre. La esperanza, compañera esquiva.
El escritor reconoce que la letra no se refiere a él, que ninguna mujer le esperará nunca en ningún sitio. Escribir le alimenta, le apasiona, le determina, le define, le diferencia y aísla. Casi nadie puede entender que dedique su tiempo libre y su dinero -se ha pagado la impresión de un modesto poemario- a una actividad nada lucrativa que no le asegura reconocimiento, fama o fortuna -aunque, en su fuero interno, sepa que ha triunfado al lograr escribir con una cierta solvencia -, y que le presenta ante muchos como alguien diferente o… sospechoso. ¿Por qué no puede ser como los demás, hacer lo mismo que los demás, es decir, formar una familia, trabajar duro, mantenerla, comportarse como un buen ciudadano en definitiva; en vez de caminar solo por las calles, beber solo, estar casi siempre solo; mientras analiza la vida, los sentimientos, las costumbres, los demás, él mismo? ¿A quién le importa?
El sereno avanza por la calle, golpeando la acera con el chuzo. Es gallego, se llama Xan y fue marinero hasta que desembarcó en Lisboa, se enamoró de una mujer, y se quedó en la ciudad, cuando ella se marchó con un capitán mercante.
El escritor se ha ennoblecido, y pergeña un texto que firmará un tal Barón de Teive, estoico y suicida, inventado por él para satisfacer una de sus múltiples personalidades; pues, como Whitman y todos los verdaderos escritores saben, contiene multitudes. Quizá, esa capacidad de descubrimiento, de transformarse en otros seres -algunos reales- sea uno de los grandes placeres de su trabajo; junto a ser el primer lector de un texto nuevo (el que redacta cada vez que escribe), pero este asombro incomparable, nutritivo, sólo puede compartirlo con autores como él -minoritarios y recelosos por considerarse, tal vez, demasiado exquisitos para los demás-, o con otros lectores que hayan descubierto el secreto de la literatura.
El escritor sigue trabajando en la soledad de su habitación. Desconoce si su texto será leído por alguien -su única finalidad-, pero no puede detenerse. Una fuerza desconocida, invisible, superior a él, le impele a continuar, a escribir esas, y no otras, palabras; con ese, y no otro, estilo; con esos, y no otros, personajes y escenarios. También sabe que le escriben, que es un mero intermediario carente de opinión. Quizá, un loco ante los demás, ante todos aquellos que consideran -y temen- extraño cuanto les rodea, salvo aquellos hábitos que les proporcionan algún tipo de seguridad. Pero, como ya escribió en su cuento “Viaje espiritual”, Fernando Pessoa, el escritor, recuerda, mientras descansa entre párrafo y párrafo, que “… ¿A quién pertenece la instrucción de la vida, del misterio? A los hombres de genio. Pero, ¿quién son estos? Hombres en camino hacia la locura, locos imperfectos”. Y, una vez que un escritor ha abierto los ojos, que ha alcanzado cierta lucidez y contempla los misterios, las maravillas, las razones, ya no puede cerrarlos nunca, ya no quiere dejar de asombrarse y decir: “Soy un hombre, porque escribo”. Y, a pesar del rechazo, la incomprensión, la indiferencia, o el desprecio, seguirá adelante, porque está creando su vida; mientras sus vecinos, todos, desarrollan una existencia impuesta que siempre le ha resultado extraña o insuficiente, pues… el veneno ya corre por sus venas.
CRÓNICA DE SOCIEDAD (urbi et orbi)
- Se denominaba “schilltroms” a las formaciones defensivas escocesas en forma de erizo, cuyas púas eran lanzas de tres metros de longitud para frenar el ataque de la caballería enemiga.
- Las “Grisettes” eran prostitutas francesas o extranjeras que seguían a las tropas napoleónicas durante sus campañas, pues los militares no podían llevar a sus legítimas con ellos.
- En un principio, Zeus era el nombre de un héroe oracular de los pastores, relacionado con el culto al roble en Dodona (santuario y oráculo de Zeus y la Diosa Madre) a cargo de las sacerdotisas de Dioné, gran diosa selvática también conocida como Diana.
- Glastonbury es Caer Wydr o Inis Gutrin, el castillo de cristal donde se hospedó el alma del rey Arturo tras su muerte.
- El bautismo no lo inventaron los cristianos. Lo tomaron de san Juan Bautista, que, a su vez, lo había cogido de los hemerobaptistas, una misteriosa secta que se considera una rama de los esenios pitagóricos que adoraban a Jehová como dios solar. Por su parte, los devotos de la diosa tracia Cotis empleaban mistagogos (hacedores de milagros) llamados “bautistas”.
- El emperador chino Kuangonz envió al pintor Li Xixun al valle del río JiaXing con la orden de reproducir la belleza de aquel paisaje entre las paredes de su palacio de Datong. El realismo de su obra causó la admiración de todos, salvo del emperador; que se quejó un día ante el artista, porque las cascadas que había pintado producían tanto ruido que no le dejaban dormir.
- Las momias egipcias tributaban como “bacalao seco”.
- Hasta 1989, el día de las Fuerzas Armadas en Alemania era el 20 de julio en conmemoración del atentado fallido contra Hitler en Wolfsschance (actual Polonia), conocida como “la guarida del lobo“.
- La expresión teatral “mucha mierda” que los actores emplean para desearse suerte al inicio de las representaciones proviene de la gran cantidad de excrementos equinos que se acumulaban a las puertas de los teatros. A más boñigas, más taquilla.
FRASEOLOGÍA
- El artista solo puede crear su mundo imaginario, olvidándose del mundo real.- (Stefan Zweig).
- El verdadero artista crea su tiempo..- (“ “ “).
- Donde no preguntamos, nada aprendemos.- (“ “ “).
- Lo perfecto infunde siempre respeto.- (“ “ “).
CONTRAPORTADA
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