CANDIL LITERARIO Nº 23
CARTAS INFERNALES
Madrid, 16 de enero de 2024
Querido Enrique, en el mes de octubre pasado el grupo terrorista palestino Hamás lanzó decenas de cohetes sobre territorio israelí y entró al mismo para matar a unos pocos más y secuestrar a un par de cientos que continúan en su poder, aunque algunos han muerto durante el cautiverio. Desde el día siguiente el gobierno del ultra Netanyahu inició una operación de castigo -con la destrucción de Palestina como objetivo final- en la que ya han perecido más de treinta mil civiles, todos terroristas según los dirigentes judíos, que deben seguir aquella vieja fórmula de “matar a todos que ya se ocupará Alá de distinguir los buenos de los malos”. El citado Netanyahu cuenta con el beneplácito explícito y el suministro de armas usamericano, pues el país hebreo está situado en esa zona para contrarrestar la influencia árabe y... eso tiene un precio. Últimamente los usamericanos han lanzado comida desde aviones y proyectan construir un puerto temporal para desembarcar más alimentos y medicamentos, si... Israel lo permite. En cuanto a la Unión Europea, sigue perdida en discusiones bizantinas y condenas estériles, mientras no adopta medidas prácticas que eviten el genocidio; pues exigen mayoría absoluta de sus miembros y hay países proisraelíes en su seno que lo impiden, y, al fin y al cabo, Israel es un cliente y Palestina... cuesta dinero. La ONU también ha protestado y exigido el alto el fuego inmediato, pero ha chocado con el veto yanqui y la exigencia israelí de dimisión del Secretario General por “amparar el terrorismo”. Como nota pintoresca puedo contarte que Sudáfrica denunció a Israel ante el Tribunal de Derechos Humanos por “conducta genocida”. El fallo de tan alto tribunal fue... como cabía esperar: ni para ti ni para mi, ni fu ni fa, sí pero no... El caso es que Israel sigue bombardeando y disparando a la población civil, mientras los aliados -sus vendedores-compradores- discuten sobre imponerle sanciones o pedirle que permita la entrada de ayuda humanitaria, es decir, discusiones bizantinas.
Por otro lado, el espía Putin, hijo de la misma madre que Netanyahu, lleva dos años atacando Ucrania para “desnazificar el país”. Dada tu querencia a los juegos de estrategia, estoy seguro de que ya habrías proyectado un plan infalible para que ganasen la guerra los rusos, los ucranios, ninguno, o los dos a la vez. El caso es que la OTAN, es decir, Usamérica, se ha lanzado a apoyar a Ucrania desde el primer momento con armamento y préstamos excepcionales (que veremos cómo puede devolver una vez terminada la guerra según como acabe) y sanciones económicas al país soviético -en el que Putin está eliminando sin pestañear a cualquiera que se le enfrente o le discuta-, lo que no impide que sigan comprándole gas y petróleo bajo cuerda para poder superar los crudos inviernos. Se desconoce el número oficial de muertos, civiles y militares, de ambos bandos. Mercenarios de todo el mundo luchan en el ejército ucranio por los altos salarios que ofrecen y delincuentes de toda clase y condición -incluido un condenado por canibalismo- se han alistado voluntarios forzosos en el ruso tras prometerles el gran Vladimir el perdón de todos sus pecados. Sin embargo las mayores masacres las están produciendo los drones, esos simpáticos juguetes voladores que regalamos a nuestros hijos, de fabricación norcoreana. Como bien sabes, la celeridad europea ante la invasión rusa está dirigida en la sombra por Usamérica, enemigo acérrimo del comunismo y la salsa de tomate por... su color. Sólo falta que el descerebrado y delincuente Trump sea reelegido presidente yanqui para terminar de arreglar el problema.
Me despido hasta la próxima convencido de que muchos ucranianos y palestinos envidian tu estancia en el reino de Pateta, al que, por cierto, podrías preguntar si tiene alguna relación con tanta insensatez.
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