miércoles, 20 de marzo de 2019

CHAFARDERO 69




<<EL CHAFARDERO INDOMABLE>>
NÚMERO 69  ANNO V



VARIACIONES

1..- “La primera experiencia”, Anónimo.

<<Vivíamos en la misma calle. Ella era pequeña y jugosa. Digamos que se llamaba Cecilia. Poseía un tafanario prieto y apetecible. Yo llevaba pocos meses licenciado.  Vivía con su amiga Carmen, extremeña como ella. Mientras Cecilia limpiaba casas, su amiga trabajaba en una autoescuela. Nosotros éramos cinco amigos que subíamos todas las noches de dos en dos a su casa para acompañarles por la noche. Sin compromisos ni obligaciones.
Aquella noche fuimos Pepe y yo. Nada más entrar, nos ofrecieron dos cubalibres, y pusieron música lenta. Moody Blues creo recordar. Empezamos a bailar. Pronto siguieron los besos y las caricias. Terminada la melodía, sólo se escuchaban los chasquidos de nuestras lenguas. Al segundo combinado, mi amigo Pepe estaba tirado en el sofá con Carmen, cuyo pecho devoraba con fruición entre suspiros y frases alentadoras. Nosotros seguíamos bailando, aunque sería más correcto emplear el término “restregándonos”, mientras mis manos permanecían bien agarradas al jugoso y prieto tafanario de Cecilia.
Me tomó de la mano, y me condujo hacia su dormitorio. Se acercaba el momento. Allí seguimos besándonos y acariciándonos, mientras nos desnudábamos atropelladamente. Cuando conseguimos desvestirnos, todo manos, todo prisas, caímos sobre la cama; donde intensificamos el magreo. Poco después, Pepe y Carmen cerraron la puerta de su habitación. El  creciente crujido de un sommier resonó en la noche.
Sonreí por la buena fortuna de mi amigo, que yo esperaba repetir.  Con gran agilidad, Cecilia giró sobre mi cuerpo. Luego, me sentí dentro de su boca. Su aparente timidez debía ser una estratagema para despertar mis instintos. Mi nariz aspiraba sus perfumes más íntimas. Mi lengua sondeaba sus labios más sedientos. A mi cuarto o quinto gruñido, ella me liberó, se recostó sobre la almohada, y abrió sus brazos en señal de bienvenida. Me lancé como el ser verdaderamente hambriento que era. El resto es conocido por todas y todas . Sobre las seis de la mañana, me despertaron unos golpes en la puerta . Luego, Pepe dijo en voz baja: “Te espero en el salón”. Nos saludamos con una sonrisa de oreja a oreja. Nuestras amigas dormían plácidamente. En la calle, Pepe y yo nos despedimos hasta la tarde. Cuando entré a mi portal, me crucé con mi padre, que marchaba a trabajar. Su único comentario fue: “¡Cabrón!”>>.

Pepe y Carmen se casaron meses después. Tuvieron una niña. Una tarde, terminadas sus chapuzas de fontanería, encontró una nota sobre la mesa de la cocina de su vivienda. En ella, Carmen le comunicaba que se marchaba al pueblo con la niña y que se olvidase de ambas. Aunque mi amigo se trasladó hasta el pueblo, Carmen se negó a escucharle y a justificarle su decisión. Al día de hoy, ignoro si mantienen contacto o si Pepe ha podido ver crecer a su hija.
Cecilia se casó, y tuvo dos hijos. Yo sigo recordando su culito prieto y jugoso.


´2.- “La pasión del conde”, Anónimo.

<<Penny cerró la mano en torno a su tiesa méntula, acarició la gran cabeza y lamió y chupó toda su superficie. Bordeó el glande con la lengua, y, sin utilizar las manos,  succionó diez centímetros de la maravillosa y aterciopelada  verga, que pareció crecer todavía más en su boca. Bob tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad. Penny soltó una risita y volvió a a sus labores. Lamió el glande con un largo y serpenteando lengüetazo, rozando con los dientes el borde del prepucio. Bob gimió. Penny se quitó las bragas y dio la vuelta de modo que su coño y culo quedaron sobre la cara de su amante. Fue bajando lentamente y se abrió la vulva para que Bob pudiera lamerla sin restricciones. Bob lamió la carne húmeda, pasó su lengua por sus pliegues, martirizó su clítoris, mientras ella proseguía su labor, mientras su amada intensificaba las caricias de su lengua sobre su turgente miembro y sus repletos testículos. Penny arqueó la cadera hacia arriba, presionando su clítoris contra los labios de su amante y con las rodillas dobladas por encima de los hombros de Bob, le cogió la cabeza para hundírsela  más en su entrepierna; momento que él aprovechó para  introducir dos dedos en su gruta abierta, deslizarlos  adentro y fuera, mientras Penny gritaba:
- ¡Bob, Bob, no puedo más…! ¡No pares!…¡No parees nunca!
Penny se convulsionó violentamente hasta que cayó derrengada sobre el aún enhiesto miembro de su amante>>.


3.- “La señora Sakura y el samurai”, Anónimo

<<Mientras espera a su amante, el samurai Akihiko (príncipe resplandeciente) , la señora Sakura (Flor de cerezo) degusta una taza de té que le ha servido su doncella Hana (Corazón), quien, mientras su señora apura la infusión, le ha abierto el kimono de seda,  y la prepara para el encuentro con su amante  con delicados golpes de lengua sobre su clítoris. Con gesto hierárico, aunque un fino sudor perla su piel , la señora Sukura disfruta las caricias de su doncell, a la que, tras depositar la taza sobre la mesa baja,  abre el kimono; procediendo a lamer su sonrosada y abultada vulva. Las dos mujeres se afanan en sus caricias, aunque Hana retiene su placer, pues sabe que representa un insulto gozar antes que su señora. Ambas mujeres son expertas tribadas y conocen  la anatomía de su amante, por lo que sus caricias resultan enloquecidamente precisas.
De repente, escuchan el trote de un caballo.
Finalizn su íntima unión, y recomponen sus atuendos. a tiempo de recibir al gallardo Ahikiko. Hana, arrodillada y con la vista baja, le ofrece una humeante taza de té que el valiente soldado acepa con un gruñido y una inclinación de cabeza. Después, se tiende junto a la señora Sakura; a la que besa con ternura. Hana permaneció arrodilladaa a pocos metros de la pareja, cuyos besos se fueron intensificando. Hana comienza a tocar una suave melodía con su shamisen.  Las manos del samurai se vuelven más atrevidas, y acarician el cimbreante de la  señora Sakura, que recibe sus atenciones con educado silencio. Tras una seña imperceptible de su señora, Hanna se incorpora y desnuda rápidamente al valeroso Ahikiko. Después, comienza a lamerle el escroto y el periné. Enardecido, el soldado desnuda a la señora Sakura, invierte sus posturas y le presenta su entumecida méntula, que la señora Sakura acoge glotonamente entre sus labios. Por su parte, Hanna intensifica sus toqueteos sobre el esfínter y el periné del atrevido samurai. De vez en cuando, la núbil Hanna ofrece humeantes  tazas de té a los amantes para humedecer sus lenguas, aunque pronto vuelven a sus caricias. Buena conocedora de los hábitos de Ahikiko, la señora Sakura picotea con su lengua el frenillo del soldado; mientras él devora su clítoris y mantiene tres dedos dentro de su húmeda vulva. Ninguno emite sonido alguno, salvo los chasquidos de sus lenguas. Hanna abandona al magnifico samurai y centra su atenciones en el esfínter anal de su señora hasta que un gesto de su mano le indica que estaa preparada, si bien prosigue degustando el enhiesto falo de su amante. Entonces, la doncella prepara una pasta a base de mostaza y jengibre que, una vez terminada, extiende por el amoratado miembro del samurai. Luego, vuelve a arrodillarse  en silencio, mientras su señora recibe al esforzado Ahikiko. Hana sabe que luego vendrá su turno>>.

En la portada del libro destaca un dibujo Shunga (imágenes de primavera)/ -ilustraciones muy apreciados entre las clases altas japonesas durante el período Edo (1603-1867)., que representa a un hombre y una mujer de enormes genitales, una de las características de dichas pinturas,  practicando “la primavera“, trasunto del acto sexual..



4.-

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